Es más fácil hablar que hacer

Sí, es más fácil hablar que hacer. Es por eso que siempre tenemos una opinión lista sobre la vida de los demás. Es tan fácil decir que el otro debería esforzarse más. Es aún más fácil decir que alguien es débil, porque finalmente, no soy yo quien lleva esta carga, no sé cuánto pesa.

También es fácil decir lo que voy a hacer mañana, la próxima semana o el próximo año. Las palabras salen con gran facilidad. Las promesas y los compromisos son fáciles de hacer. Se hace más difícil de cumplir.

Sin embargo, la Biblia nos reta a no dejar que nuestra boca nos haga pecar (Eclesiastés 5: 6). Pero pecamos con ella constantemente. Finalmente, decir que alguien es débil no es nada, ¿no? O decir “la próxima semana te visitaré” y no ir, es muy normal, ¿verdad? Sí, es normal para el mundo en que vivimos, pero no para aquellos que desean seguir a Cristo y vivir de acuerdo con su voluntad.

Entre tantos absurdos, pesadillas y palabrerías, te desafío a temer a Dios (Eclesiastés 5: 7).

Oración: Señor, no quiero tener una boca que me haga pecar. Mi deseo es hablar todo lo que viene de ti y hacer más que hablar. Amén!

Versículo base: “No permitas que tu boca te haga pecar, ni digas luego ante el mensajero de Dios que lo hiciste sin querer. ¿Por qué ha de enojarse Dios por lo que dices, y destruir el fruto de tu trabajo? Más bien, entre tantos absurdos, pesadillas y palabrerías, muestra temor a Dios.” (NVI) Eclesiastes 5: 6-7