El viento y la raiz

Un árbol con sus muchos frutos y raíces muy profundas. Jeremias 17:8

El viento viene y sopla fuerte. Sin embargo, más que la fuerza del viento, lo que determina la permanencia o no del árbol, es la fuerza de su raíz. Cuando sople el viento, algunos árboles serán arrancados y otros no. El viento será el mismo, la intensidad también, pero uno resistirá y el otro no. Porque depende de la raíz.

Las hojas dejan un árbol vistoso y hermoso. Los frutos lo hacen sabroso. Pero su raíz determinará su permanencia. Las hojas pueden caer, los frutos desaparecerán cuando pase la temporada, pero el sustento depende de la raíz. Job 14: 7 dice que “si a un árbol se le derriba, queda al menos la esperanza de que retoñe y de que no se marchiten sus renuevos”. Incluso si se poda el árbol, se cortan sus ramas, volverá a brotar, porque su raíz está allí.

Funciona de la misma manera en nuestra vida. Los problemas y desafíos que encontramos pueden lastimarnos, pueden cortarnos. Pero si nuestras raíces son fuertes, si nuestra fe se fortalece en Dios, volveremos a brotar. Por otro lado, una fe que no se nutre, crea raíces débiles, que pueden no ser capaces de resistir la presión. ¡Y sucumbir!

Mi oración de hoy es que mi fe y la tuya crezca y se convierta en “un árbol plantado junto al agua, que extiende sus raíces hacia la corriente; no teme que llegue el calor, y sus hojas están siempre verdes“. (Jeremías 17: 8).

Oración: Señor, quiero aumentar mi fe. Quiero tener raíces profundas, resistir las tormentas que vendrán. Y dar frutos en tiempo adecuado. ¡Amén!


Versículo base: “Será como un árbol plantado junto al agua, que extiende sus raíces hacia la corriente; no teme que llegue el calor, y sus hojas están siempre verdes. En época de sequía no se angustia, y nunca deja de dar fruto”. (NVI) Jeremias 17:8

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