El viento del Espíritu Santo
El hombre descubrió muy pronto que había fuerza y energía en el viento y comenzó a usarlo. Inicialmente con barcos veleros y actualmente con aerogeneradores, una de las fuentes de energía más importantes de nuestro tiempo.
Y si por un lado no podemos ver el viento, podemos sentirlo. No somos capaces de ver, pero podemos percibir claramente su fuerza y su poder y no hay nadie que niegue su existencia. Y podemos decir que de la misma forma sucede con el Espíritu Santo en nuestra vida. Aunque no podemos verlo, podemos ver claramente sus acciones y su poder.
Curiosamente, el Espíritu Santo llegó a nuestro mundo en forma de viento, como se describe en Hechos, en el capítulo 2. “De repente, vino del cielo un ruido como el de una violenta ráfaga de viento y llenó toda la casa donde estaban reunidos”. Este es el relato del momento en que el Espíritu Santo de Dios vino a nuestro mundo, para ser nuestro consolador y ayudador, en todo momento. Y desde entonces, hemos tenido su dirección y guía en nuestras vidas.
Recuerda siempre que el Espíritu Santo de Dios está en ti. Aunque no puedo verlo, Él está ahí y hay poder en Él, mucho más grande que en una torre eólica o un velero. El poder del Espíritu Santo puede cambiar completamente la dirección de su vida. Déjalo actuar y podrás sentirlo y visualizar de lo que es capaz.
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Oración: Señor, creo que tu Espíritu Santo está conmigo y que hay poder en Él para actuar en mi vida. ¡Amén!
Versículo base: De repente, vino del cielo un ruido como el de una violenta ráfaga de viento y llenó toda la casa donde estaban reunidos. Se les aparecieron entonces unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos. Todos fueron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en diferentes lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse. (NVI) Hechos 2:2-4