El sacrificio de Isaac
Cada vez que escuchamos la historia de Abraham, subiendo al Monte Moriah para sacrificar a su hijo Isaac, imaginamos a un pequeño e inocente Isaac, caminando con su padre sin saber que lo mataría.
Sin embargo, mirando en detalle, es probable que Isaac no fuera un niño. Muchos historiadores afirman que tendría 37 años. Esto se debe a que algunos registros en el libro de Jasher 22:53, de los libros rabínicos, podrían indicar que Isaac fue llevado al Monte Moriah poco antes de la muerte de su madre Sara. De todos modos, independientemente de la edad exacta, todos los historiadores están de acuerdo en que Isaac no tendría menos que 20 años.
Saber esto es importante para entender todo el contexto. Si Isaac no era un niño y tuviera alguna edad entre 20 y 40 años, el tendría la fuerza suficiente para pelear con su padre y huir, pues finalmente, Abraham tendría más de 120 años. Sin embargo, lo que podemos ver en el relato es que, tal como Abraham se sometió a la voluntad de Dios, también lo hizo Isaac. Isaac no resistió, no gritó, no suplicó por su vida. No hay una palabra en Génesis 22 que nos haga pensar que hubo alguna resistencia por parte de Isaac.
Qué impresionante es ver una familia que se somete a la voluntad de Dios. Padres e hijos, que incluso en medio de la adversidad, pueden juntos someterse a Dios y a su propósito. Al mismo tiempo, veo a un Dios que apoya a una familia como esta y que interviene, con su poderosa mano, ajusta el camino, abre puertas y cumple sus promesas.
¡Nada puede ser más fuerte que una familia unida en el nombre del Señor!
Oración: Señor, mi deseo es tener una familia que se someta a ti y a tu voluntad. ¡Amén!
Versículo base: Abraham tomó la leña del holocausto y la puso sobre Isaac, su hijo; él, por su parte, cargó con el fuego y el cuchillo. Y los dos siguieron caminando juntos. Isaac le dijo a Abraham: ¡Padre! Dime, hijo mío. Aquí tenemos el fuego y la leña continuó Isaac; pero, ¿dónde está el cordero para el holocausto? El cordero, hijo mío, lo proveerá Dios le respondió Abraham. Y siguieron caminando juntos. Cuando llegaron al lugar señalado por Dios, Abraham construyó un altar y preparó la leña. Después ató a su hijo Isaac y lo puso sobre el altar, encima de la leña. Entonces tomó el cuchillo para sacrificar a su hijo, pero en ese momento el ángel del Señor le gritó desde el cielo: ¡Abraham! ¡Abraham! Aquí estoy respondió. No pongas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas ningún daño le dijo el ángel. Ahora sé que temes a Dios, porque ni siquiera te has negado a darme a tu único hijo . (NVI) Génesis 22:6-12