El poder de la oración

Creemos en el poder del estudio y del conocimiento, por eso tomamos cursos, capacitaciones, vamos a la universidad y, cuando es posible, hacemos una especialización, una maestría o un doctorado. Creemos en el trabajo y sus frutos, y por eso nos dedicamos a la empresa para la que trabajamos, dando lo mejor de nosotros cada día. Nosotros también creemos en un avión y en su capacidad para volar, y también confiamos en los pilares de nuestro edificio, para vivir en el piso 22. También confiamos en que si compramos un televisor, cuando lo enchufemos, al llegar a casa, estará funcionando perfectamente.

Creemos y confiamos en muchas cosas y todas ellas están bien. Pero muchas veces no confiamos de la misma manera en el poder de una oración. O al menos, subestimamos mucho el poder que hay en un par de rodillas dobladas, clamando sinceramente a Dios.

A veces imagino que Dios, desde el cielo, me mira y se habla a sí mismo:
– “Ay Bernardo, no tienes idea de todo lo que has perdido por no orar. Eran tantas las bendiciones que quisiera haberte dado, pero no fuiste persistente en la oración”.

Un versículo poderoso, que nos enseña mucho sobre la oración, está en Santiago 4:3. Él dice: “Aun cuando se lo piden, tampoco lo reciben porque lo piden con malas intenciones: desean solamente lo que les dará placer”. Este versículo dice que no recibimos las cosas que pedimos de Dios, porque pedimos por las razones equivocadas. Luego, puedo entender, de la misma manera, que si le pido algo a Dios, por las razones correctas, me responderá.

Entonces debo pensar: cuando le pido a Dios prosperidad, ¿Cuál es mi motivación? O si le pido a Dios salud y sabiduría, ¿para qué la necesito? Y concluyo que, si tengo los motivos correctos en mi corazón, podría ser más fácilmente atendido por el creador.

Hay gran poder en la oración. Si aprendo a perseverar en ello y orar por los motivos correctos, estoy plenamente convencido de que se obtendrán mayores bendiciones.

El poder de la oración – Devocional Diario

Oración: Señor, quiero ser un hombre de oración, que pide bendiciones, por los motivos correctos. Y quiero creer que tu te agradas en contestar una oración justa.. Amén.

Versículo base: Aun cuando se lo piden, tampoco lo reciben porque lo piden con malas intenciones: desean solamente lo que les dará placer. (NVI) Santiago 4:3

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