El pescador y su esposa

El pescador y su esposa

Uno de los cuentos de Grimm habla del pescador y su esposa. Eran humildes y vivían de la poca pesca que este pobre hombre podía sacar desde la orilla del mar, pues ni siquiera tenía un bote. Todos los días hablaban de su sueño de tener una casita blanca con ventanas azules, un bonito jardín al frente y gallinas en el patio trasero . Un día, el pescador atrapó un pez mágico, con escamas plateadas y aletas doradas que le dijo:
– “Pescador, soy un pez mágico. Devuélveme al mar y cumpliré tu mayor deseo…“.
Entonces lo que este humilde pescador pidió fue el sueño que él y su esposa siempre habían tenido: una casita blanca con ventanas azules, un jardín al frente y gallinas en el patio trasero. Así que regresó a casa y para su sorpresa su deseo se había hecho realidad. Pero su esposa no estaba feliz. En la secuencia del cuento, su esposa lo enviará varias veces a pedirle otras cosas al pez: una casa más grande, en otro lugar o el poder para decidir si lloverá o hará sol, fueron algunos de los pedidos de la esposa insatisfecha. El cuento termina cuando el pescador regresa una vez más para pedirle algo diferente al pez mágico y el pez le pregunta:
– “Lo que querías era felicidad, ¿no? ¡Pues yo te daré la felicidad! Vuelve a tu casa” Al regresar, el pescador encuentra la vieja casa de antes y su esposa, que ahora feliz, le dice :
– “Me alegro de que hayas vuelto temprano. ¿Sabes? Te haré una ensalada y una sopa de ostras, de las que te gustan. Y mientras comemos, hablemos de la casita blanca con las ventanas azules… después, vamos dormir acurrucados juntos“.

Este cuento me enseña algo sobre nuestros deseos materiales: no tienen límites. Siempre queremos más. No importa lo que ya tengamos, miramos a nuestro prójimo y deseamos tener lo que él tiene. Y esto sucede porque nuestra “carne” nunca puede estar completamente saciada. Es por eso que las celebridades o las personas que tienen todo lo que uno podría desear, terminan eligiendo las drogas o el alcohol para buscar una satisfacción que nunca llegará.

Yo en cambio, elijo alimentar más mi espíritu y menos mi carne. Decido buscar “primero el reino de Dios y su justicia” sabiendo que todo lo demás se me dará por añadidura.

Oración: Señor, decido buscar primero tu reino, sabiendo que no necesito preocuparme por los bienes materiales, porque todo lo que necesito me lo darás por añadidura. ¡Amén!

Versículo base: Más bien, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas. (NVI) Mateo 6:33

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