El peor día de la vida

Niña con la mano en el oído para escuchar. Lucas 12: 3

Realmente disfruto ver un programa de televisión llamado “Alerta Aeropuerto” que retrata el trabajo realizado en algunos de los aeropuertos más grandes del mundo, como São Paulo, Bogotá, Madrid y Lima. Me gusta especialmente ver los controles antinarcóticos y la reacción de las personas arrestadas por tráfico de drogas. Yo mismo he pasado por estos controles varias veces y la policía me ha “perforado” paquetes de café o yerba mate en busca de drogas. Afortunadamente, hasta hoy, solo llevé café e yerba mate.

Me complace ver que las “mulas” (el nombre dado a quienes transportan drogas) son arrestadas y que esta droga nunca llegará a las calles para su consumo. Sin embargo, a menudo me conmueve pensar que estas personas viven allí, con la transmisión de televisión, el peor día de sus vidas. Sé que son delincuentes, pero no puedo ignorar que viven allí el día en que se les cae la máscara, el día en que su crimen, su pecado, está completamente expuesto a la luz. Y saben que habrá consecuencias. Las penas varían de 1 a 30 años de prisión (según el país, la cantidad y el grado de pureza de la droga transportada). Algunos países incluso tienen la pena de muerte.

Pero entonces recuerdo que yo también tendré mis pecados revelados a la luz. Así dice la Biblia en Lucas 12: 2: “No hay nada encubierto que no llegue a revelarse”. Yo también tengo defectos. Sentado en mi sofá, es fácil juzgar y condenar a alguien que tiene sus crímenes expuestos en la televisión. Sin embargo, mi día también vendrá. Porque “lo que ustedes han dicho en la oscuridad se dará a conocer a plena luz, y lo que han susurrado a puerta cerrada se proclamará desde las azoteas” (Lucas 2: 3).

Oración: Señor, quiero vivir mi vida sabiendo que todo será revelado y tener paz y mi conciencia tranquila con cada uno de mis actos. Amén!

Versículo base: “No hay nada encubierto que no llegue a revelarse, ni nada escondido que no llegue a conocerse. Así que todo lo que ustedes han dicho en la oscuridad se dará a conocer a plena luz, y lo que han susurrado a puerta cerrada se proclamará desde las azoteas. ‘A ustedes, mis amigos, les digo que no teman a los que matan el cuerpo pero después no pueden hacer más. Les voy a enseñar más bien a quién deben temer: teman al que, después de dar muerte, tiene poder para echarlos al infierno. Sí, les aseguro que a él deben temerle’.” (NVI) Lucas 12: 2-5

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