¡El milagro de Estambul!

¡El milagro de Estambul es cómo se dio a conocer uno de los mejores juegos de fútbol de la historia! Era el 25 de mayo de 2005 y Milán y Liverpool estaban en Estambul, Turquía, jugando la final del campeonato de clubes más importante del planeta: la Champions League. Paolo Maldini abriría el marcador para el Milan, luego en el primer minuto de partido y el argentino Hernán Crespo marcaría dos goles, a los 39 y 44 para terminar la primera parte con 3-0 a favor del Milan. En la segunda etapa tuvo lugar el “milagro de Estambul“. El Liverpool marcó 3 goles en apenas 6 minutos: Gerrard, a los 9, Smicer a los 11 y Xabi Alonso en el minuto 15 del segundo tiempo, dejaron el marcador parejo: 3 x 3. La decisión va a los penaltis, donde, el ya desestabilizado Milan, pierde 3 penales y ve al Liverpool llevarse el título.

Es interesante ver cómo los seres humanos nos dejamos afectar mentalmente por nuestro entorno y las cosas que pasan. En esa segunda parte, al Liverpool no le quedaba nada que perder, y atacó sin miedo. Logró un empate que era prácticamente imposible. Y en el cobro de penales, el conjunto de Milán tuvo una mala actuación, ciertamente impactado, mentalmente, por una victoria segura que esta yéndose por las manos.

La batalla de la mente es la más dura de todas las batallas. Me gusta la frase que dice: “si crees que puedes hacerlo o si crees que no puedes hacerlo, en ambos casos tendrás razón”. Si te levantas por la mañana creyendo que vas a tener un día duro y agotador, así va a ser. Por otro lado, si te levantas por la mañana creyendo que tendrás un día victorioso y feliz, así va a ser también.

¿Qué pasaría sí, al menos por hoy, intentaras tener control total sobre tu mente y tus pensamientos? Pídele a Dios y Él le mostrará cómo ganar la batalla de la mente.

Oración: Señor, quiero ganar las batallas en mi mente. Quiero entender que lo que pienso tiene una influencia directa en mis resultados. Así que solo quiero tener pensamientos de victoria. ¡Amén!

Versículo base: Señor, tú me examinas, tú me conoces. Sabes cuándo me siento y cuándo me levanto; aun a la distancia me lees el pensamiento. (NVI) Salmos 139:1-2