El mejor lugar para escapar

Una pata protege sus paticos. Salmos 63:7

San Cristóbal y Nieves es el país más pequeño de América. Es tan pequeño que es posible que nunca hayas oído hablar de él. Con una superficie de 261 km2 (en comparación, la ciudad de São Paulo tiene 1.521 km2) y una población de 55 mil habitantes, el país (sí, es un país) vive básicamente del turismo y de la exportación de azúcar.

Creo que todos en algún momento de la vida pensamos en “huir” a algún lugar lejano, lejos de las grandes ciudades, del afán que hay en este mundo que conocemos. Sin duda, San Cristóbal y Nieves sería una buena opción. Yo creo que huiría para allá.

Sin embargo, huir no es lo que necesitamos. ¡Definitivamente, no! Al contrario, tenemos que afrontar la realidad de la vida. Afrontar los problemas, los desafíos, pero no solos y mucho menos en nuestras propias fuerzas. Necesitamos enfrentar los desafíos tomados de la mano de Dios.

Dios es nuestro guía, es quien se adelanta y lucha nuestras batallas. Cuando pienses en “huir”, huye a los brazos del Padre, los brazos de nuestro Dios están siempre abiertos para recibir a un hijo cansado o desesperado.

Oración: Señor, quiero huir a tus brazos. Porque sé que en ellos encontraré descanso y refugio. ¡Amén!

Versículo base: A la sombra de tus alas cantaré, porque tú eres mi ayuda. Mi alma se aferra a ti; tu mano derecha me sostiene. (NVI) Salmos 63:7-8

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