El juicio será sin misericordia para el que no ha mostrado misericordia

Estaba viendo un video en Facebook, de una madre perdonando a los asesinos de su hijo. El video fue publicado en 2017 y tuvo más de 30000 compartidos y 10000 comentarios. Entre los 10000 comentarios, hubo muchas manifestaciones en contra de la actitud de la madre. Traigo aqui algunos de ellos:

• “Nunca perdonaría. Hay ciertas cosas que no están sujetas al perdón“
• “Si de eso depende ser espiritual… Entonces no voy a ir al cielo… ¡No podría!“
• “¡NO! ¡NUNCA! Si ella quiere perdonar, es su problema, su actitud, ella decide. ¡Pero si fuera yo, cazaría estos gusanos hasta el infierno, para tirarlos en una zanja!“
• “Para mí, los delincuentes no tienen ninguna posibilidad. Si comete un simple robo, debes morir o pasar su vida en la cárcel”

Podría enumerar aquí más de cien comentarios odiosos e implacables.
La triste verdad de todos aquellos que “odian a los criminales” es la total falta de comprensión de su propia condición pecaminosa, sumada a la ignorancia cuanto a la gracia infinita de Dios.

Santiago, en el capítulo 2, explica que “cualquiera que guarda toda la ley, pero falla en un punto, se ha hecho culpable de todos”. ¿Y tú y yo alguna vez violamos la ley? Y más adelante, Santiago nos da una peligrosa advertencia: “el juicio será sin misericordia para el que no ha mostrado misericordia“. Y no sé cuanto a ti, pero a mí me gustaría mucho recibir misericordia en el día de mi juicio.

Los que “odian a los bandidos” tienen diferentes pesos y medidas para sus propias faltas y por las de los demás, ignorando que “todos pecaron y no alcanzan la gloria de Dios”. (Romanos 3:23) y que “dentro de nosotros mismos ya teníamos la sentencia de muerte” (2 Corintios 1:9). Tú y yo ya estábamos condenados a muerte por nuestros delitos y recibimos un perdón inmerecido. ¿Por qué entonces no dar este mismo perdón a otros?

Reconoce humildemente tu condición de pecador y extiende a los demás la misericordia que ya has recibido. Fuiste condenado a muerte y fuiste perdonado. Y este mismo perdón debe ofrecer.

Oración: Señor, quiero reconocer mi propia condición de pecador y no quiero considerarme más digno de perdón que los demás. La misma misericordia que recibo de ti, decido darla a los demás. Amén.

Versículo base: Porque cualquiera que guarda toda la ley, pero falla en un punto, se ha hecho culpable de todos. Pues el que dijo: «No cometas adulterio», también dijo: «No mates». Ahora bien, si tú no cometes adulterio, pero matas, te has convertido en transgresor de la ley. Así hablen ustedes y así procedan, como los que han de ser juzgados por la ley de la libertad. Porque el juicio será sin misericordia para el que no ha mostrado misericordia. La misericordia triunfa sobre el juicio. (NBA2005) Santiago 2:10-13