¿El huevo o la gallina?

Probablemente hayas escuchado la pregunta “¿qué viene primero: el huevo o la gallina?” Esta cuestión se origina a partir de un dilema de causalidad, porque la gallina nace de un huevo, pero el huevo también es puesto por una gallina. Entonces aquí habría un dilema sobre qué fue primero, ¿el huevo o la gallina?

Veo un dilema muy similar en los matrimonios: ¿el amor o el honor? ¿Qué viene primero?

Es claro que el deber del hombre “es amar a su esposa, así como Cristo amó a la iglesia y se entregó a sí mismo por ella” y amar a su esposa “como a su propio cuerpo”. Esto lo encontramos en Efesios, capítulo 5, versículos 25 y 28.

Por otro lado, en el mismo capítulo de Efesios 5, encontramos que es deber de la esposa honrar a su esposo: “Para las esposas, eso significa: sométase cada una a su marido como al Señor, porque el marido es la cabeza de su esposa como Cristo es cabeza de la iglesia”. La sujeción no es más que honor y respeto.

Este texto de Efesios 5 termina con un resumen en el versículo 33: “Por eso les repito: cada hombre debe amar a su esposa como se ama a sí mismo, y la esposa debe respetar a su marido.”

Sin embargo, lo que ocurre en las relaciones es el dilema: el marido no ama porque no es honrado y respetado y la mujer no honra, ni respeta, porque no es amada. ¿El huevo o la gallina? ¿Amor u honor? ¿Qué debe venir primero?

La respuesta es sencilla: lo primero es TU DEBER. ¿Eres el marido? El AMOR es lo primero. ¿Eres tu esposa? EL HONOR es lo primero. Cuando tan sólo uno de los dos decide cumplir con su parte, con su deber, será imposible que la otra parte no haga lo que le corresponde.

Te reto hoy a que hagas TU parte.

Oración: Señor, quiero hacer mi parte en mi relación, incluso si mi cónyuge no hace la suya. Ayúdame y dame sabiduría para hacer lo que debo hacer. Amén.

Versículo base: Para las esposas, eso significa: sométase cada una a su marido como al Señor, porque el marido es la cabeza de su esposa como Cristo es cabeza de la iglesia. Él es el Salvador de su cuerpo, que es la iglesia. Así como la iglesia se somete a Cristo, de igual manera la esposa debe someterse en todo a su marido. Para los maridos, eso significa: ame cada uno a su esposa tal como Cristo amó a la iglesia. Él entregó su vida por ella a fin de hacerla santa y limpia al lavarla mediante la purificación de la palabra de Dios.  Lo hizo para presentársela a sí mismo como una iglesia gloriosa, sin mancha ni arruga ni ningún otro defecto. Será, en cambio, santa e intachable. De la misma manera, el marido debe amar a su esposa como ama a su propio cuerpo. Pues un hombre que ama a su esposa en realidad demuestra que se ama a sí mismo. (NVI) Efesios 5: 22-28

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