El hombre mira la apariencia, pero el Señor mira el corazón

Se dice que Pedro era un cristiano modelo, que siempre hablaba de Jesús a sus amigos, buscando conducirlos a Cristo. Un domingo se encontró con su amigo Felipe en un parque y le insistió para que fuera a la iglesia, ya que se dirigía hacia allí. Felipe vestía una pantaloneta y la camiseta de su equipo de fútbol favorito. Y dijo:
– “Tal vez no estoy vestido adecuadamente, mejor otro día.”
Pero Pedro insistió.
– “A Dios no le importa cómo estés vestido. Seguro que estará feliz de verte en su casa”

Finalmente, Felipe aceptó la invitación de su amigo y fue a la iglesia. Allí Felipe vivió una experiencia extraordinaria. Nunca había sentido tanto la presencia de Dios como ese día. Después del servicio, le dijo a Pedro que sin duda volvería.

El domingo siguiente, Felipe estaba allí nuevamente. Pedro ni siquiera necesitó invitarlo. Sin embargo, pocos minutos después del inicio de la predica, Felipe se fue frustrado. ¿El motivo? El pastor decidió predicar sobre personas que van a la iglesia en pantalonetas y camisetas de fútbol.

Es triste pensar en cuantas almas se pierden por situaciones como la de esta historia. Hay mucho que predicar, sobre el arrepentimiento y la salvación, sobre el perdón y el amor al prójimo, pero muchas veces la mayor preocupación son las costumbres, las prácticas y el legalismo.

Desde pequeño, aprendí con mi madre a ir a la iglesia con la mejor ropa que tuviera. Y eso está bien, ya que es una forma de mostrar respeto hacia Dios y su casa. Sin embargo, eso no cambia en absoluto la forma en que Dios me recibe. A Dios, no le importa mi ropa, si uso gorra o pantalones cortos, si mi camisa tiene cuello o mangas, si es del Boca Juniors, de Palmeiras o si tiene escrito Jesús en la frente. Él está más interesado en mi corazón.

En 1ª Samuel, en el capítulo 16, Samuel busca un rey para Israel. Y sus ojos buscan a una persona que parezca un verdadero rey. Preferiblemente alto, fuerte y físicamente intimidante. Pero el Señor le dijo a Samuel: —No juzgues por su apariencia o por su estatura, porque yo lo he rechazado. El Señor no ve las cosas de la manera en que tú las ves. La gente juzga por las apariencias, pero el Señor mira el corazón.

No importa cómo te vistas para ir a la iglesia. Sólo importa lo que hay en tu corazón cuando eliges esta o aquella ropa. Y el corazón, sólo Dios lo conoce. Y por eso, el juicio sobre la ropa de alguien no debería ser mío.

Oración: Señor, estoy agradecido, porque sé que no es mi ropa lo que importa, sino mi corazón. Y sabiendo esto, quiero ponerme la mejor ropa para ir a tu casa, porque el deseo de mi corazón es complacerte en todo lo que hago. Amén.

Versículo base: Pero el Señor le dijo a Samuel: —No juzgues por su apariencia o por su estatura, porque yo lo he rechazado. El Señor no ve las cosas de la manera en que tú las ves. La gente juzga por las apariencias, pero el Señor mira el corazón. (NTV) 1ª Samuel 16:7

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