El cazador que no apretó el gatillo
Se dice que un cazador se levantó por la mañana, tomó su escopeta y salió a buscar a su presa. Su especialidad era la caza de aves. Entró en el bosque, donde solía cazar y se posicionó para esperar a su víctima. No pasó mucho tiempo antes de que avistó un pájaro que nunca había visto antes. Era grande, con una espectacular mezcla de azul, rojo y amarillo. Luego pensó: “Nunca he matado un pájaro tan hermoso como este. Sin duda será mi más grande trofeo“. Tomó posición, ajustándose para un disparo limpio. Cuando apuntó su arma, escuchó al pájaro cantar. Nunca había escuchado un canto así. Era una melodía real. Su arma estaba lista, el pájaro en la mira, el dedo en el gatillo… pero el canto del pájaro le impedía disparar. “Si disparo, no cantará más. Quiero escuchar un poco más de esa melodía…” Y fueron unos segundos, que pronto se convirtieron en minutos … y el cazador jamás pudo apretar ese gatillo.
La creación de Dios nos habla sin palabras. Como un pájaro que conmueve a un cazador con su canto, la creación de Dios quebranta mi corazón. Aunque soy malo, puedo ver la obra de Dios y saber que Él es maravilloso. Ya no puedo apretar el gatillo, ya no puedo hacer el mal que habita en mí.
El Salmo 19 dice que la creación de Dios declara su gloria, aún sin decir palabra alguna: “No hay lenguaje ni palabras ni es oída su voz. Por toda la tierra salió su voz y hasta el extremo del mundo sus palabras”. En silencio, la naturaleza proclama la grandeza de Dios. En el canto de los pájaros, al amanecer y al atardecer, en la brisa del mar, en el esplendor de una montaña.
¡Alabado sea Dios por su creación!
Oración: Señor, te alabo por tu creación. Te magnifico porque manifiesta tu gloria. ¡Amén!
Versículo base: Los cielos cuentan la gloria de Dios y el firmamento anunciala obra de sus manos. Un día emite palabra a otro día y una noche a otra noche declara sabiduría. No hay lenguaje ni palabras ni es oída su voz. Por toda la tierra salió su voz y hasta el extremo del mundo sus palabras. En ellos puso tabernáculo para el sol; y este, como esposo que sale de su alcoba, se alegra cual gigante para correr el camino. (NVI) Salmos 19:1-5