Desierto, oración y fe

Hombre ora en el desierto

Esta reflexión es de autoria de mi amada tía Martha, quien cuenta su fantástica experiencia en el desierto. La tía Martha ha sido un referente espiritual en mi vida, un ejemplo de vida a seguir.


Todos en un momento dado de nuestras vidas hemos pasado o pasaremos por un desierto. El diccionario describe el desierto como un lugar desolado, aislado, seco, muy caliente donde escasea el agua, no apto para la siembra, inhabitable y abandonado. Esta descripción podríamos asemejarla a lo que sentimos en nuestro interior cuando estamos pasando por una prueba prolongada, es decir estamos atravesando por un periodo de tiempo difícil en nuestras vidas donde estamos a punto de renunciar a todo, porque no vemos una salida. Pero Dios, en Su infinita sabiduría y misericordia por la humanidad no solo nos promete estar ahí con nosotros, sino también nos dejó en Su Palabra, La Biblia, el oasis para saciar nuestras almas durante las estaciones desérticas de nuestras vidas.

Recuerdo que hace 24 años pase un periodo de mi vida donde estuve gravemente enferma de Lupus, una enfermedad autoinmune, hospitalizada por un mes, estaba en otro pais, USA, lejos de de mi familia sin dominar el idioma y sin conocer a nadie que me hiciera una visita mientras mi esposo estudiaba y trabajaba. Esa fue la primera vez que me senti sin esperanza, físicamente no tenía energia, mi cuerpo no respondia y cada dia estaba peor; emocionalmente estaba muy triste, lloraba constantemente, además estaba privada de un toque amoroso, compasivo o una palabra amable de aliento y además espiritualmente estaba seca, me sentia castigada injustamente por Dios y mi única pregunta hacia ÉL era PORQUE?

Un día durante ese proceso, me agrave y alguien dejó una nota en mi mesa de noche, se trataba de un Salmo de la Biblia, el Salmo 46 que por supuesto es ahora uno de mis favoritos y pude entender el verso 10 que decía “Estad quietos y conoced que yo soy Dios”. Mi esposo a su vez empezó a contactar la familia y amigos para decirles que yo me encontraba cada dia peor y comencé a recibir llamadas. Una amiga en Miami tuvo la idea de que nos pusiéramos cita con todos a cierta hora para orar por mi salud sin importar donde nos encontráramos porque ella sabía que en la Biblia Dios decía: “Porque donde dos o tres se reúnen en mi nombre allí estoy yo en medio de ellos.” Mateo 18:20; así que esa noche varios estuvimos orando por mi salud a la misma hora. Ese mismo día senti en todo mi ser que algo estaba pasando, me senti reanimada, hasta la enfermera me tomo la temperatura pensando que yo tenia fiebre, porque mis mejillas se sonrojaron incluso sufriendo de anemia. A señas, con mis manos unidas le comparti a la enfermera que estábamos orando, ella entendió y me pidió permiso para dejar entrar a personas que querían orar por mi. Fue así como mi vida empezó a dar un cambio drástico. A mi habitación del hospital llegaba a diario un Pastor a leerme La Palabra de Dios y a orar por mí, mi Inglés empezó a mejorar y cada día entendía más lo que el Pastor leía en la Palabra de Dios y mi entusiasmo y expectativa crecían; el Pastor me leía las promesas de Dios y me explicaba como Dios mostraba Su carácter compasivo, fiel, sabio, santo, lleno de amor y misericordia. Así mismo recibí las visitas de otras personas desconocidas para mí, que me llevaban tarjetas, mensajes de otros que decían que estaban orando por mi e incluso una dama me llevo un pan recién horneado y me dijo que ella lo hizo como si yo fuera su hija, porque no se imaginaba tener a su hija enferma tan lejos del hogar natal. Dios empezó a trabajar en mi interior; cada palabra de La Biblia, cada detalle y muestra de cariño me hacían bajar más y más la cabeza hasta que un día le dije al Pastor que estaba arrepentida de mi soberbia con Dios, que yo no merecía todo ese amor cuando yo no lo había tenido en cuenta para ninguno de mis planes, cuando yo no le había dado el lugar de honor que Él se merecia en mi vida. Ese mismo dia reconocí mi bancarrota espiritual y entregue mi vida a Jesús, y lo recibí como mí Señor y mí Salvador y desde ese día Él es el piloto de mi vida. “El Señor que es clemente y compasivo, lento para la ira y grande en amor.” Salmo 103:8 , me devolvió la salud y me dio la oportunidad de ser madre cuando previamente había sido desahuciada debido a la enfermedad; mis doctores aún no salen del asombro de los milagros que han visto en mi vida; pero yo aprendí que el Dios en el creo es grande y poderoso y por tanto nada es imposible para Él. Dios continúa hacienda su obra en mí porque como dice en Su Palabra “el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el dia de Cristo Jesús” Filipenses 1:6. Ahora enfrento mis desiertos con la pregunta, Dios de Amor, Que quieres hacer nuevo en mí?

Durante mi infancia y adolescencia mi madre se encargo de enseñarme la existencia de Dios y de obrar con temor reverencial hacia Él. Pero en mis desiertos, me identifico con lo que dijo Job en su libro “de oídas había oído hablar de ti, pero ahora te veo con mis propios ojos.” En el desierto nuestra fe se ve confrontada, pero es allí donde nuestra fortaleza espiritual aumenta exponencialmente y aprendemos a caminar por fe y no por vista y además reconocemos nuestra dependencia al Dios Soberano. Para los que no lo conocen, esto es locura pero para los que sí lo conocen y quieren conocerlo más esta es la oportunidad para rendirse a sus pies y dejar que esos milagros lleguen a sus hogares por medio de la fe en El Dios Único y Verdadero. Ábrele de par en par la puerta de tu corazón a Jesús hoy, no lo dejes para después “Busca a Dios mientras pueda ser hallado.” Isaías 55:6. Hoy puede ser el día de Tu Salvación!!! Aleluya!!!

Oración: Amado Padre Celestial oro por todas aquellas personas que están pasando por un desierto en sus vidas, para que ellas sientan tu amor incondicional, tu fidelidad, tu abrazo consolador, tu comprensión y misericordia. Oro para que nunca les falte la oración de intersección, para que cada uno abra su corazón a ti y tenga la dicha de conocer lo maravilloso que eres. Dios, que fortalezcan su fe y puedan desatar esos milagros que Tu Padre, tienes reservados para ellos. Glorifícate hoy en sus vidas, mi Dios Todopoderoso. Te lo ruego en el nombre de tu hijo amado, Jesucristo, mi Señor y Salvador. Amén

Versículo base: Yo les he dicho estas cosas para que en mí hallen paz. En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo. (NVI) Juan 16:33

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