Con los ojos de Dios
Un día, estaba hablando con mi amigo Germán Montes, que es consultor de desarrollo humano en Bogotá, Colombia. Estábamos hablando de la dificultad que los líderes tenemos para delegar. Germán me dijo algo que nunca olvidé. Él dijo: “Siempre debemos asumir que las personas son inteligentes, capaces y están dispuestas a hacer las cosas bien”. Suena muy simple, pero va directamente en contra de lo que a menudo pensamos. Es muy común no tener pensamientos tan nobles sobre nuestros colegas o colaboradores. Creemos que no pueden o no quieren hacer correctamente una determinada tarea. Y de esto viene toda la dificultad para delegar.
Hoy entiendo que el secreto es aprender a ver con los ojos de Dios. La gran verdad es que mi mirada está llena de prejuicios, experiencias pasadas, etiquetas y contaminación. Pero si aprendo a ver, como Dios ve, podré ver las circunstancias y las personas totalmente libre de mis filtros. Dios ve lo que El mismo creó. Y “todo lo que Dios creó es bueno”, 1 Timoteo 4: 4.
El desafío es bloquear en mi mente, todo pensamiento negativo que yo pueda tener en relación a los demás ¡Y aprender a verlos como Dios los ve!
Oración: Señor, mi deseo es aprender a ver las personas y las circunstancias con tus ojos. ¡Enséñame a tener buenos pensamientos sobre los demás! Amén.
Versículo base: “Porque mis pensamientos no son los de ustedes, ni sus caminos son los míos afirma el Señor.” (NVI) Isaías 55: 8