Cada uno tiene la vista de la montaña que subió
En un mundo donde juzgamos cada vez más, terminamos olvidando esta verdad: cada uno tiene la vista de la montaña que subió.
Hace algún tiempo fui testigo de una discusión en la que dos personas disputaban quién sufrió más en la vida. Pero, la verdad es que no hay forma de medir el sufrimiento. ¿Quién sufre más en un divorcio? ¿El padre que pierde la presencia de sus hijos? ¿La madre que está sola con toda la carga? ¿O los niños que no tienen la presencia de su padre? No hay forma de responder esta pregunta, porque cada uno tiene la vista de la montaña que ha escalado.
Quizás frente a esta pregunta, ya hayas sentido ese deseo irresistible de juzgar y responder que es obvio que la madre sufre más o de pronto, que el niño sufre más. Pero no es obvio porque no hay medidor de sufrimiento, no hay una regla que pueda medir el dolor. Aunque fuera posible contar las lágrimas, no todos los que sufren, lloran. Y cada uno sufre a su manera, en su medida. Cada uno tiene la vista de la montaña que subió. Por lo tanto, nunca juzgues el dolor del otro. No hay dolor mayor o menor, solo existe tu dolor y el dolor del otro.
Entonces, ante el sufrimiento de alguien, no juzgues. Solo sé el amigo, el abrazo, la palabra de aliento. Ayúdale a escalar la montaña, para que pueda tener una mejor vista. Si tu has escalado montañas más altas, usa su experiencia para ayudar a otros a escalar, sin juzgar ni criticar.
Oración: Señor, quiero ser una ayuda y no un juez para los que sufren. ¡Amén!
Versículo base: Por tanto, acéptense mutuamente, así como Cristo los aceptó a ustedes para gloria de Dios. (NVI) Romanos 15: 7