¡Ay de aquel que ocasiona el tropiezo de su hermano!

Hoy completamos exactamente 80 años desde el ataque a Pearl Harbor. Fue el 7 de diciembre de 1941, una hermosa mañana de domingo, cuando los radares instalados días antes, acusaron la aproximación de un grupo de aviones. Pero la alerta se confundió con la llegada anticipada de aviones estadounidenses, que habían sido solicitados días antes. El casi celestial archipiélago hawaiano se incendiaría. Ese día, en solo 2 horas, 3581 personas murieron. También fueron destruidos 18 barcos y 249 aviones estadounidenses. En el fatídico 7 de diciembre de 1941, la advertencia fue ignorada y con ella, los soldados fueron tomados por sorpresa.

Nosotros también ignoramos las alertas y la Biblia está llena de ellos. Hoy quiero traer una de estas advertencias específicamente y es lo que se describe en Lucas, capítulo 17. Esta advertencia fue hecha por Jesucristo mismo. Dijo: “Los tropiezos son inevitables, pero ¡ay de aquel que los ocasiona! Más le valdría ser arrojado al mar con una piedra de molino atada al cuello, que servir de tropiezo a uno solo de estos pequeños”.

No hagas tropezar a tu hermano. No seas el que lleva a tu hermano o hermana al adulterio, al alcoholismo, al divorcio. No seas el que aconseja el divorcio, la mentira o la deshonestidad. Sería mejor ser arrojado al mar con una piedra atada al cuello que hacer tropezar a alguien. La Biblia no podría ser más clara en esta advertencia, no la ignore.

Oración: Señor, no quiero ignorar las advertencias que encuentro en tu palabra. No quiero ser un piedra de tropiezo para mis hermanos. ¡Amén!

Versículo base: Luego dijo Jesús a sus discípulos: –Los tropiezos son inevitables, pero ¡ay de aquel que los ocasiona! Más le valdría ser arrojado al mar con una piedra de molino atada al cuello, que servir de tropiezo a uno solo de estos pequeños. (NVI) Lucas 17:1-2