Acumuladores

Los acumuladores compulsivos son personas que padecen un trastorno psicológico en el que no pueden disponer de ningún objeto o pertenencia. Cuanto mayor es el grado del desorden, más se acumulan hasta el punto de vivir entre la basura. En muchos casos, los acumuladores se consideran “coleccionadores”, sin embargo, su desorden mental no les permite darse cuenta de que han superado (y mucho) el límite de una “colección”. En general, sus casas son inhabitables, donde las mesas, sillas o sofás ya no se pueden usar para comer, sentarse o trabajar, ya que están llenas de cosas. En casos más extremos, ni siquiera se dispone de una cama para dormir, debido a la acumulación de objetos y basura.

Muy probablemente, tú y yo no somos acumuladores compulsivos, aunque muchas veces insistimos en guardar esa caja, el zapato que nunca usamos o el tarro de margarina. Sin embargo, podemos acumular amarguras, resentimientos, ira o falta de perdón. Quizás tú o yo somos acumuladores de tristeza, decepción y frustración. Hemos acumulado una lista de ofensas, palabras dichas en contra nuestra y no nos deshacemos de ellas.

Recuerdo que alguien una vez me dijo que yo era un “imbécil, idiota, estúpido y fanático”. Esas 4 palabras y en ese orden. Durante años seguí repitiéndome esas mismas palabras, en el mismo orden, cada vez que algo salía mal. Hasta que finalmente entendí que era un acumulador de ofensas. A menudo caigo en el mismo error, con nuevas ofensas dirigidas a mí. Es una lucha que aún no he ganado.

Si tienes la misma lucha, esta reflexión es para ti. Identifica lo que has “acumulado” y libérate.

Oración: Señor, quiero ser libre de la colección de ofensas que he guardado. No quiero acumular palabras en mi contra. Mi deseo es estar libre de toda amargura. ¡Amén!

Versículo base: Abandonen toda amargura, ira y enojo, gritos y calumnias, y toda forma de malicia. (NVI) Efésios 4:31