Un llamado al arrepentimiento

Manos abiertas y levantadas en dirección al cielo.

El incendio forestal de Fort McMurray comenzó el 1 de mayo de 2016 en Canadá. Este incendio fue uno de los más importantes de la historia del país. El 3 de mayo del mismo año, aproximadamente 88 mil personas tuvieron que abandonar sus hogares. Cerca de 2400 casas y edificios fueron destruidos. El incendio no se declaró bajo control solo hasta el 5 de julio, es decir, dos meses después.

Cuando llega la destrucción, es imposible ignorarla. Entonces, recuerdo el libro de Joel. Este libro es una profecía sobre el fin de los tiempos. Habla de sequía, destrucción, cosechas perdidas. Sin embargo, también es un llamado al arrepentimiento. El profeta Joel anuncia lo que está por venir e invita a todos a que, antes de que llegue la destrucción, se arrepientan de sus malos caminos y se vuelvan a Dios. ¿Por qué esperar la destrucción para recordar a Dios?

“Rásguense el corazón y no las vestiduras. Vuélvanse al Señor su Dios, porque él es bondadoso y compasivo, lento para la ira y lleno de amor, cambia de parecer y no castiga. Tal vez Dios reconsidere y cambie de parecer, y deje tras de sí una bendición.” Joel 2:13-14a.

La reflexión de hoy es una invitación al arrepentimiento.

Oración: Señor, hoy decido arrepentirme de mis malos caminos. Derrama tu gracia y misericordia en mi vida. ¡Amén!

Versículo base: Los campos yacen devastados, reseca está la tierra; han sido arrasados los cereales, se ha secado el vino nuevo y agotado el aceite. Séquense también ustedes, labradores; giman, viñadores, por el trigo y la cebada, porque se ha perdido la cosecha de los campos. La vid se marchitó; languideció la higuera; se marchitaron los granados, las palmeras, los manzanos, ¡todos los árboles del campo! ¡Y hasta la alegría de la gente acabó por marchitarse! (NVI) Joel 1:10-12

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