La Copa Jules Rimet

Dibujo de dos hombres disputando un trofeo. 1 Corintios 9:25

Creada por el artesano francés Abel Lafleur, la Copa Jules Rimet Cup fue el trofeo de oro creado por la FIFA para ser entregado al equipo campeón mundial, desde la primera Copa del Mundo, celebrada en 1930 en Uruguay. También se definió que el país que lograra ganar un total de tres ediciones de la Copa del Mundo, tendría la posesión definitiva del trofeo.

Tomó 40 años (de 1930 a 1970), hasta que Brasil lograra la hazaña de ganar 3 mundiales y se quedara en definitivo con el trofeo. O más bien, debió haberse quedado con el trofeo. Resulta que el trofeo original fue robado el 20 de diciembre de 1983 y luego, derretido por los ladrones. Vale la pena recordar que el trofeo ya había sido robado una vez, en 1966 en Inglaterra, pero se recuperó. Ahora definitivamente estaba destruido. La copa que tardó 40 años en ser ganada en definitivo por una nación, ya no existe.

Este hecho me recuerda lo que dice la palabra de Dios. Los premios que ganamos en esta tierra se echan a perder. “Todos los deportistas se entrenan con mucha disciplina. Ellos lo hacen para obtener un premio que se echa a perder; nosotros, en cambio, por uno que dura para siempre” 1 Corintios 9: 25.

Es verdad. Los premios de esta tierra se echan a perder. Pueden ser robados o destruidos. Y aunque no nos suceda, cuando muramos no nos llevaremos ninguno de nuestros premios. Todos nuestros títulos, trofeos y medallas se quedarán aquí. No sirve de nada siquiera ponerlos en el ataúd. No tiene valor en el lugar donde vamos.

Pero podemos correr tras un premio eterno, que no perece, que no se echa a perder. Este premio es la salvación en Cristo Jesús. ¿Puede algún premio ser mayor que este?

Oración: Señor, aunque deseo los premios aquí de la tierra, mi deseo más grande es buscar el premio eterno de tu salvación. Amén!

Versículo base: “¿No saben que en una carrera todos los corredores compiten, pero sólo uno obtiene el premio? Corran, pues, de tal modo que lo obtengan. Todos los deportistas se entrenan con mucha disciplina. Ellos lo hacen para obtener un premio que se echa a perder; nosotros, en cambio, por uno que dura para siempre.” (NVI) 1 Coríntios 9: 24-25

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