El roble y el bambú

Se dice que en cierto lugar había un roble macizo e imponente, que nunca se inclinaba ante el viento. A su lado, había un bambú, que al contrario, se inclinaba por completo cuando pasaba el viento.

Entonces el roble le dijo al bambú:
-“No te inclines ante el viento, haz como yo, mantente firme”.
El bambú respondió:
–“Frente al viento, reconozco que soy débil. No puedo hacer otra cosa que no sea inclinarme ante él”.

Entonces, un día, un huracán pasó por ese lugar, devastándolo todo. El roble fue arrancado del suelo y llevado por el viento. Pero el bambú, que se doblaba ante el viento, resistió la tormenta y permaneció en pie.

En este cuento, puedo ver a Dios representado por el viento. El hombre orgulloso que cree en su propia fuerza es el roble. Y el bambú, es el hombre humilde, que ante Dios, reconoce sus debilidades y se inclina ante Él.

La palabra de Dios está llena de versículos que manifiestan el desprecio de Dios por la soberbia, y su satisfacción con un corazón humilde. En Mateo 23, versículo 12 dice que “cualquiera que se engrandece, será humillado, y cualquiera que se humille, será engrandecido”. Y en Santiago 4 versículo 10 dice: “Humíllense en la presencia del Señor y Él los exaltará“.

¿Cuál ha sido tu postura ante Dios?

Oración: Señor, quiero humillarme ante ti, reconociendo que sin ti nada soy y nada puedo hacer. Amén.

Versículo base: El orgullo del hombre lo humillará, Pero el de espíritu humilde obtendrá honores. (NBA2005) Proverbios 29:23