“¿Cómo merecí esta desgracia?”

Dibujo de un hombre siendo acusado

El 10 de mayo de 1933 comenzó la quema de libros en una plaza pública de la Alemania nazi. Con el objetivo de rescatar el “verdadero nacionalismo alemán“, se prohibió en el país una lista de autores, en su gran mayoría socialistas o de izquierda. Uno de ellos, sin embargo, a pesar de ser socialista, seguía siendo una lectura “autorizada”, lo que provocó la indignación del propio autor, quien escribió un manifiesto titulado “Quémame” (puedes leer el original en alemán pinchando aquí). En un extracto del manifiesto pregunta: “¿Cómo merecí esta desgracia?“, refiriéndose a la “desgracia” de ser considerado literatura recomendada por el régimen nazi.

Nos molesta mucho que se nos considere algo que decimos no ser. “Orgulloso, mentiroso, mal marido o desocupado“, son ejemplos de palabras que pueden ser dichas acerca de nosotros, con las que no estamos de acuerdo. Sin embargo, siempre es necesario recordar que, a pesar de los juicios injustos de este mundo, siempre existe alguna razón detrás de este tipo de “etiquetas”.

Y es por eso que debemos revisar constantemente nuestros pensamientos y actitudes. En particular, la forma en que tratamos a los que nos rodean. No pocas veces, la forma en que tratamos a los demás puede conducir a pensamientos distorsionados acerca de quiénes somos. Es importante recordar que las actitudes siempre hablarán mucho más que las palabras.

Oración: Señor, muéstrame si me he permitido presentar una imagen distorsionada de quién soy realmente. ¡Amén!

Versículo base: Examíname, oh Dios, y sondea mi corazón; ponme a prueba y sondea mis pensamientos. Fíjate si voy por mal camino, y guíame por el *camino eterno. (NVI) Salmos 139:23-24

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