La princesa de Dios

Una pareja abrazada mirando hacia la ventana

Cuando realizamos reuniones familiares aquí en Bogotá, es costumbre marcar los vasos de plástico con el nombre de cada persona. Así, con cada vaso identificado, evitamos el desperdicio y garantizamos que cada uno use solo su propio vaso. Mi copa es marcada con “Berny” que es como me llama cariñosamente la familia del lado colombiano. Y luego mi esposa en su vaso escribe “Princesa de Berny”. Y confieso que eso me conmueve, porque me alegra saber que ella se ve a sí misma como mi princesa, la princesa de Berny.

Sin embargo, recuerdo entonces que ella es en realidad la princesa de Dios, que me fue “prestada” para cuidar, amar y proteger. Ella es la princesa más preciosa del creador, hija del Rey, que me fue confiada, para que yo pudiera devolverla al creador, mejor que era cuando la recibí. Y la verdad es que durante muchos años no entendí esto.

Durante muchos años fui un marido egoísta, insensible y distante. Me tomó mucho tiempo aprender y comprender mi papel como esposo y padre. Fue necesario llevarme a un desierto para comprender finalmente que la vida, tal como la estaba viviendo, no era lo que Dios había planeado para mí. Pronto pude entender que si quiero amar y cuidar a mi esposa como ella lo necesita, primero debo someterme a Dios.

Quiero terminar esta reflexión resumiendo los 3 mensajes centrales que quiero transmitir:

  1. Humanamente, es muy difícil ser un buen esposo o padre. Sométete a Dios.
  2. Tu esposa es la princesa de Dios, entregada a ti para que la ames, la cuides y la protejas.
  3. Serás responsable ante Dios por cómo amaste, cuidaste y protegiste a tu esposa.

La buena noticia es que cada día es una nueva oportunidad para empezar de nuevo. No esperes más, comienza hoy, sométete a Dios y conviértete en el esposo que cuida a la princesa de Dios.

Oración: Señor, quiero cuidar a mi esposa, tu princesa, a quien me entregaste para amar, cuidar y proteger. Enséñame cómo hacerlo, porque en mis fuerzas no puedo. ¡Amén!

Versículo base: De igual manera, ustedes esposos, sean comprensivos en su vida conyugal, tratando cada uno a su esposa con respeto, ya que como mujer es más delicada, y ambos son herederos del grato don de la vida. Así nada estorbará las oraciones de ustedes. (NVI) 1 Pedro 3:7

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