Pero lo has hecho tú, mi compañero, mi mejor amigo
Tuvo lugar el 20 de agosto de 1940. El líder comunista ruso Leon Trotsky recibe en su casa a un amigo llamado Frank Jackson, quien dice querer mostrarle un artículo. Mientras Trotsky se sienta a leer el artículo, desde atrás, Jackson le da un golpe en la cabeza con un pequeño pico. ¿El motivo? Trotsky, después de ser aliado de Stalin durante mucho tiempo, ya se había convertido en un enemigo político y necesitaba ser eliminado. Trotsky, sin embargo, nunca imaginó que su amigo Jackson sería la persona elegida para acabar con su vida. Trotsky resistiría un día más y moriría solo al día siguiente.
En el Salmo 55, David habla de la tristeza de la traición de un amigo. “Si un enemigo me insultara, yo lo podría soportar; si un adversario me humillara, de él me podría yo esconder. Pero lo has hecho tú, un hombre como yo, mi compañero, mi mejor amigo, a quien me unía una bella amistad, con quien convivía en la casa de Dios.”
Este Salmo tiene dos posibles interpretaciones, y es probable que ambas sean correctas. La primera es que David expresó la tristeza que sentía por la persecución de parte de su propio hijo, Absalón, quien quería matar a su padre y tomar su trono. La segunda es que posiblemente el Salmo 55 sea una profecía sobre la venida de Jesús, quien también sería traicionado por un amigo, Judas Iscariote. Y en mi limitado conocimiento, creo en ambas versiones.
¿Y la conclusión? La traición es algo que trae tristeza y dolor. David la sintió. Jesús también. Ciertamente, tú y yo no saldremos ilesos. Nosotros, sin embargo, elegimos la lealtad. No seamos nosotros, un “Jackson“, un “Absalón” o un “Judas“. Seamos leales a nuestros amigos. Y sobre todo, leales a Dios y su palabra.
Oración: Señor, en un mundo corrupto habrá traiciones. Seguramente seré traicionado por un amigo. Sin embargo, elijo ser leal y fiel. ¡Amén!
Versículo base: Si un enemigo me insultara, yo lo podría soportar; si un adversario me humillara, de él me podría yo esconder. Pero lo has hecho tú, un hombre como yo, mi compañero, mi mejor amigo, a quien me unía una bella amistad, con quien convivía en la casa de Dios. (NVI) Salmos 55:12-14