Un absurdo accidente
El accidente con el vuelo Varig 254 fue uno de los más increíbles y absurdos de la historia. La ruta era Guarulhos (São Paulo) a Belém (Pará). Sin embargo, al poner la ruta de viaje en el panel, los pilotos se equivocan y en lugar de escribir 027, marcaron 270, lo que condujo el vuelo hacia el oeste en lugar de ir hacia el norte, volando en dirección a la selva amazónica. Lo más sorprendente, sin embargo, fue la negación. Al acercarse a lo que debería ser la ciudad de Belém, no vieron nada más que la jungla. Sin embargo, no podían admitir que estaban en el lugar equivocado. E incluso después de identificar el error, el comandante nunca informó su error a las torres de control, eligiendo dirigir su avión, sin rumbo fijo, hasta que se quedó sin combustible e hizo un aterrizaje forzoso en medio de la selva amazónica. El resultado fue 12 personas muertas y dos días de espera por el rescate, en medio de la selva amazónica.
Negar un error o no confesarlo conduce a la destrucción. Por eso, en las reuniones de Alcohólicos Anónimos, el que tiene la palabra siempre debe comenzar, presentándose con su nombre seguido de la frase “y yo soy un alcohólico“. Porque la confesión de un error o de una debilidad es liberadora. Y la confesión de ese error permite que las personas que nos rodean, o la “torre de control“, nos puedan guiar por un camino mejor.
Sin embargo, cuando tomamos la decisión de negar nuestros errores y continuar volando este avión llamado “vida”, completamente sin rumbo, llevamos a muchas personas con nosotros. No seremos las únicas víctimas, ya que siempre habrá personas a nuestro alrededor que se verán afectadas por nuestras decisiones.
En Proverbios 28:13 dice que “quien encubre su pecado jamás prospera; quien lo confiesa y lo deja, halla perdón.” Y en el versículo 14 agrega que “el obstinado caerá en la desgracia“. El corazón obstinado del piloto del vuelo Varig 254 llevó su avión y todos a bordo a la ruina.
Que tú y yo reconozcamos nuestros errores, confesemos nuestro pecado y así recibamos la ayuda que necesitamos de la “torre de control”.
Oración: Señor, quiero reconocer mis errores y confesar mis pecados, para poder recibir de tu misericordia. ¡Amén!
Versículo base: Quien encubre su pecado jamás prospera; quien lo confiesa y lo deja, halla perdón. ¡Dichoso el que siempre teme al Señor! Pero el obstinado caerá en la desgracia. (NVI) Provérbios 28:13-14