Transformación verdadera

La verdadera transformación va más allá de cambiar actitudes y comportamientos. Ocurre en nuestro corazón. Y una ilustración en el documental “Cambios profundos” de Righ Now Media me hizo comprender esta verdad.

Imagínate a un joven que sale cada fin de semana a conquistar a una nueva chica. Él quiere ser popular y cree que conquistando chicas logrará este objetivo. Sin embargo, conoce a Dios, se involucra en una iglesia, dirige un grupo de jóvenes y más tarde se convierte en pastor. Ahora, él quiere una iglesia grande, porque en el fondo de su corazón quiere ser popular. Verás, sus actitudes han cambiado por completo. Ya no conquista a una chica diferente cada semana, ahora predica la palabra de Dios. Sin embargo, en su corazón no ocurrió la transformación más importante. Él hace lo que hace (sea bueno o malo) para ser popular.

Por eso Pablo en la carta a los Romanos, capítulo 12, versículo 2, nos exhorta a ser transformados “mediante un cambio de modo de pensar”. Necesitamos hacer más que simplemente cambiar nuestras actitudes, necesitamos cambiar nuestra manera de pensar, nuestra mente y nuestro corazón. El salmista en el Salmo 51, versículo 10, también pide: “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio”.

El desafío es cambiar la mente y el corazón, mucho más allá de las actitudes. El cambio de conducta debe ser sólo una consecuencia de la transformación de la mente y del corazón, que deben ser renovados cada día por el Espíritu Santo.

Oración: Padre, quiero ser transformado por ti cada día. Renueva mi mente y mi corazón, para que mi cambio de conducta sea genuino. Amén.

Versículo base: Les daré un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo dentro de ustedes. Les quitaré ese terco corazón de piedra y les daré un corazón tierno y receptivo.  Pondré mi Espíritu en ustedes para que sigan mis decretos y se aseguren de obedecer mis ordenanzas. (NTV) Ezequiel 36:26-27