Toma tu paraguas
Con frecuencia pensamos que todas las cosas malas que suceden en nuestra vida son castigos de Dios. Y no es así. Si tu sales en la lluvia y no llevas tu paraguas, te vas a mojar, es un hecho natural y no un castigo.
El pecado nos trae desgracia, no porque Dios nos castiga, sino porque ya no estamos bajo su protección. Es como salir a la lluvia sin paraguas. La lluvia no te moja para castigarte. Simplemente moja porque no estás protegido. El pecado nos saca de la cobertura de Dios y nos deja sujetos a un mundo “está bajo el control del maligno” (1 Juan 5:19).
Necesitamos entender que vivimos en medio de un mundo cruel. Hay mucha maldad en nuestro mundo. Las personas no se preocupan por cuidar de ti y de tus sentimientos. En un mundo egoísta, que se encuentra bajo el control del maligno, ¿cómo no afrontar adversidades? No hace falta mucho esfuerzo para encontrar una lucha o un problema, porque las luchas y los problemas están en todas partes. Pero si caminamos con Cristo, estamos bajo su cobertura, bajo su gracia y misericordia. El es nuestro paraguas en medio de la tormenta. Con Él estamos cubiertos y protegidos.
Oración: Señor, siempre quiero caminar bajo tu protección, porque sé que me proteges de las adversidades de este mundo. Amén!
Versículo base: “Sabemos que el que ha nacido de Dios no está en pecado: Jesucristo, que nació de Dios, lo protege, y el maligno no llega a tocarlo. Sabemos que somos hijos de Dios, y que el mundo entero está bajo el control del maligno. También sabemos que el Hijo de Dios ha venido y nos ha dado entendimiento para que conozcamos al Dios verdadero. Y estamos con el Verdadero, con su Hijo Jesucristo. Éste es el Dios verdadero y la vida eterna.” (NVI) 1 Juan 5: 18-20