Todos nosotros debemos comparecer ante el tribunal de Cristo
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Hoy se cumplen 4 años de la muerte del expresidente de Perú, Alan García, quien se suicidó el 17 de abril de 2019, minutos después de que policías ingresaran a su residencia para cumplir una orden de aprehensión por presunta participación en sobornos por parte de la empresa Odebrecht. Los informes dicen que al ser notificado de la detención, el expresidente pidió permiso para ir a su habitación y llamar a sus abogados, momento en el que cerró la puerta y se disparó en la cabeza, lo que lo llevó a la muerte.
Alan García buscó evadir el juicio de los hombres quitándose la vida. Pero tal vez no consideró que habría otro juicio, mucho más importante que cualquier tribunal terrenal. Estoy hablando del tribunal de Cristo, citado por Pablo en su segunda carta a los Corintios, en el capítulo 5, versículo 10: “Porque todos nosotros debemos comparecer ante el tribunal de Cristo, para que cada uno sea recompensado por sus hechos estando en el cuerpo, de acuerdo con lo que hizo, sea bueno o sea malo ”.
Sin embargo, aunque el versículo dice que “todos debemos comparecer ante el tribunal de Cristo“, hay buenas noticias para aquellos de nosotros que aceptamos a Cristo Jesús como nuestro Señor y Salvador. Y esta buena noticia, no la dio el mismo apóstol Pablo, en su carta a los Romanos, en el capítulo 8 y versículo 1. Aquí Pablo nos dice que “ahora no hay condenación para los que están en Cristo Jesús”. Eso significa que no seremos condenados en este tribunal, aún siendo culpables. Y la explicación de esta maravillosa absolución está en el versículo 2: “Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús te ha libertado de la ley del pecado y de la muerte“.
Alan García le dio más peso al juicio de los hombres que al juicio de Dios. Pudo haber decidido, aún en vida, arrepentirse de sus pecados, entregar su vida a Cristo y aunque fuera condenado en un tribunal de este mundo, ser absuelto en el juicio eterno. Pero si él no hizo lo que era correcto, tú y yo podemos hacerlo.
Decide hoy confesar tu pecado y aceptar a Jesús como Señor y Salvador de tu vida.
Oración: Señor, sé que un día me presentaré ante el tribunal de Cristo. Pero también sé que no habrá condenación para mí, porque fui alcanzado por tu gracia y misericordia. Amén.
Versículo base: Porque todos nosotros debemos comparecer ante el tribunal de Cristo, para que cada uno sea recompensado por sus hechos estando en el cuerpo, de acuerdo con lo que hizo, sea bueno o sea malo. (NBA2005) 2ª Coríntios 5:10