Síndrome de Estocolmo
El síndrome de Estocolmo es la condición en la cual una persona, sometida a un período prolongado de intimidación, comienza a tener simpatía e incluso amor o amistad hacia su agresor. Esta condición ganó este nombre después del asalto de Norrmalmstorg, en 1973, en la ciudad de Estocolmo, donde los rehenes desarrollaron una relación especial con los secuestradores. Esta condición también fue retratada en la serie “La Casa de Papel” por los personajes Mónica Gaztambide y el secuestrador Denver.
Creo que muchas veces, nosotros también sufrimos este síndrome, cuando nos “aferramos” a aquel que solo viene para matar, robar y destruir: el diablo. Satanás nos aprisiona de muchas maneras: en adicciones, en hábitos pecaminosos, en pensamientos de derrota e incluso en la victimización. Somos prisioneros que a menudo no queremos ser libres. Es por eso que no buscamos ayuda, no luchamos para romper los vicios, no tratamos de escapar de esta trampa. Estamos atrapados sin buscar la verdad de Dios, aunque sabemos que “la verdad nos hará libres” (Juan 8:32).
En la carta a los Gálatas, Pablo habla sobre el riesgo de sermos atraídos de vuelta a esta prisión: “manténganse firmes y no se sometan nuevamente al yugo de esclavitud” (Gálatas 5: 1). El diablo es astuto y siempre buscará una forma de mostrarnos la esclavitud disfrazada de libertad. Pero la verdadera libertad, solo la tenemos en Cristo Jesús, quien nos “libertó para que vivamos en libertad”.
Oración: Señor, quiero ser verdaderamente libre. Enséñame con tu verdad, porque sé que solo eso es lo que me libera. Amén!
Versículo base: “Cristo nos libertó para que vivamos en libertad. Por lo tanto, manténganse firmes y no se sometan nuevamente al yugo de esclavitud.” (NVI) Gálatas 5:1
Agradecida por las enseñanzas, que han sido muy edificantes para mi vida en medio de las pruebas que estoy atravesando. Dios les continúe bendiciendo y usando para gloria y honra de Su nombre.