Sin aplausos
“La vida es una obra que no permite ensayos. Así que canta, llora, baila, ríe y vive intensamente, antes de que se cierre el telón y la obra termine sin aplausos”. Desconozco la autoría de este pensamiento.
El pensamiento trae una advertencia sobre la importancia de hacer que la vida valga la pena, para que no termine “sin aplausos”. Ese pensamiento me recuerda el libro de Eclesiastés. Escrito por Salomón, el hombre más sabio que haya existido, el libro cuenta todas las cosas que Salomón hizo para encontrar el verdadero significado de la vida. Trabajó, bebió, comió, se divirtió y no se privó de nada que la vida pudiera ofrecer. Pero se dio cuenta de que todo era en vano y no econtró sentido en nada.
Pero al final del libro, en los últimos dos versículos, él llega a una conclusión. “El fin de este asunto es que ya se ha escuchado todo. Teme, pues, a Dios y cumple sus mandamientos, porque esto es todo para el hombre. Pues Dios juzgará toda obra, buena o mala, aun la realizada en secreto.” Así que canta, llora, baila, ríe y vive intensamente. Pero no olvides poner a Dios en tu vida. Porque así, su vida tendrá el aplauso, no solo de los hombres, sino también el de Dios.
Oración: Señor, quiero aprender a disfrutar verdaderamente la vida. Quiero cantar, llorar, bailar y reír, pero sin olvidar que sin ti, ¡nada tiene sentido! Amén!
Versículo base: “En realidad, Dios da sabiduría, conocimientos y alegría a quien es de su agrado; en cambio, al pecador le impone la tarea de acumular más y más, para luego dárselo todo a quien es de su agrado. Y también esto es absurdo; ¡es correr tras el viento! (NVI) Eclesiastes 2: 26