Senaquerib, el tolo rey de Asiria
Esta historia está registrada en 2 Crónicas, capítulo 32 y recomiendo leer desde el versículo 9 al 23. Pero la resumiré aquí.
El rey de Asiria se estaba preparando para avanzar contra Israel. Y trató de todas las formas posibles de asustar al pueblo, con mensajes y cartas amenazadoras, donde en todas manifestaba que Dios no podía librarlos de la derrota, porque muchos pueblos, antes de Israel, ya habían caído ante los asirios, a pesar de sus dioses.
Así dice Senaquerib, rey de Asiria: “¿En qué basan su confianza para permanecer dentro de Jerusalén, que ya es una ciudad sitiada? ¿No se dan cuenta de que Ezequías los va a hacer morir de hambre y de sed? Él los está engañando cuando les dice que el Señor su Dios los librará de mis manos.” (versos 10 e 11).
El versículo 19, sin embargo, revela cuál fue el gran error de los asirios: “Y se referían al Dios de Jerusalén como si fuera igual a los dioses de las otras naciones de la tierra, fabricados por manos humanas.”. Qué error pensar que nuestro Dios era como los falsos dioses creados por los hombres, estatuas de barro, oro o bronce, dioses creados por los hombres.
No hace falta ser un genio para adivinar el final de esta historia: “Entonces el Señor envió un ángel para que exterminara a todos los soldados y a los jefes y capitanes del campamento del rey de Asiria, y éste tuvo que volver avergonzado a su país. Al entrar en el templo de su dios, sus propios hijos lo asesinaron.” 2 Crônicas 32:21
El gran error del tonto rey Senaquerib fue pensar que nuestro Dios es una invención humana. ¿Y cuántos “tontos” en este mundo no piensan lo mismo? No seamos tú y yo tontos como este rey, y no permitamos que nuestros amigos y familiares cometan el mismo error. Nuestro Dios es real.
Oración: Señor, no quiero ser tan tonto como este rey, y no quiero que amigos y familiares cometan el mismo error. Hágales saber la verdad. ¡Amén!
Versículo base: Así salvó el Señor a Ezequías y a los habitantes de Jerusalén de la mano de Senaquerib, rey de Asiria, y de todos sus enemigos, y les dio *paz en todas sus fronteras. Entonces muchos fueron a Jerusalén con ofrendas para el Señor y regalos para Ezequías, rey de Judá. De este modo aumentó el prestigio de Ezequías entre todas las naciones. (NVI) 2 Crônicas 32:22-23