Sala de Guerra

En la empresa en la que trabajé durante más de dos décadas, había un modelo de reuniones de ejecutivos, llamado Sala de Guerra. Esa reunión consistía en traer un problema específico de la empresa a un grupo de ejecutivos. Y nadie podía salir de la sala hasta que se construyera un plan de acción para resolver ese problema. Se abordaban temas como la posible pérdida de un cliente, la falta de una materia prima, el alto volumen de stock de un producto, etc.

Me pongo a pensar entonces que nada nos impide hacer una sala de guerra junto con nuestro Dios. En la habitación cerrada, traer un problema ante Él y no terminar la reunión con Él hasta que se elabore un plan de acción. Una situación de desempleo, deuda y hasta de salud, para llevar ante el Señor y discutir con Él ideas y soluciones, finalizando este encuentro con un plan de acción establecido. Estoy seguro que un momento como este puede generar ideas increíbles, que tal vez nunca pensarías solo. Y si en esta sala de guerra, aún puedes traer a un hermano en Cristo, para orar y discutir ideas con usted, aún mejor.

De nuestro Señor procede toda creatividad, de Él proceden las mejores ideas. Sin embargo, tratamos de resolver nuestros problemas nosotros mismos. No consultamos a Dios, no hacemos lluvia de ideas con Él, pero luego nos quejamos con Él porque nuestros problemas no tienen solución.

Haz una sala de guerra con Dios. Invita a un amigo o hermano en Cristo y juntos busquen a Dios en oración. Y prepárate para escuchar las ideas que traerá nuestro Dios.

Oración: Señor, quiero hacer una sala de guerra contigo. Quiero escuchar tus ideas para mis problemas y armar un plan de acción junto contigo. ¡Amén!

Versículo base: Además les digo que si dos de ustedes en la tierra se ponen de acuerdo sobre cualquier cosa que pidan, les será concedida por mi Padre que está en el cielo. Porque donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos. (NVI) Mateo 18:19-20