Remontada histórica
Los fanáticos del fútbol saben bien qué es una remontada en el fútbol. Es cuando cierto equipo está perdiendo un partido, pero logra dar vuelta al marcador y ganar el juego. En medio de tantas remontadas históricas ya vistas en el fútbol, una de ellas fue extraordinaria. En 2000, Palmeiras y Vasco disputaban la final de la Copa Mercosul. Después de perder en la primera mitad por 3 x 0, Vasco logro remontar el partido en la segunda etapa, ganando por 4 x 3, con 3 goles de Romário.
La Biblia también nos cuenta de muchas “remontadas históricas“: José, que fue esclavo a gobernador de Egipto, David, que fue de pastor de ovejas a ser Rey, y Jefté, que fue expulsado de su hogar por su propia familia y terminó siendo el octavo juez de Israel, son solo algunos de los tantos ejemplos de “remontadas” reportadas en la Biblia.
Y de una cosa estoy seguro: cualquier “remontada” requiere mucho esfuerzo y determinación. Una marcador desfavorable de 3 x 0, no se revierte entrando en la cancha desanimados. Tampoco dejas la condición de esclavo al gobernador, con pensamientos de derrota y autocompasión. Y nadie dejará de ser un simple pastor para convertirse en rey, a menos que tumbe a los gigantes que la vida presentará. Las “remontadas históricas” suceden, pero tienen un precio que pagar. Y este precio se paga con perseverancia, constancia y disciplina, virtudes que caracterizan a los ganadores.
Oración: Señor, siempre quiero tener perseverancia, constancia y disciplina, porque sé que son características de los ganadores. ¡Amén!
Versículo base: Por tanto, no nos desanimamos. Al contrario, aunque por fuera nos vamos desgastando, por dentro nos vamos renovando día tras día. Pues los sufrimientos ligeros y efímeros que ahora padecemos producen una gloria eterna que vale muchísimo más que todo sufrimiento. Así que no nos fijamos en lo visible sino en lo invisible, ya que lo que se ve es pasajero, mientras que lo que no se ve es eterno. (NVI) 2 Coríntios 4:16-18