¿Reemplaza la ley al honor?

Hablar de honor puede ser complejo o difícil. Según el diccionario, se trata de una “cualidad moral que lleva al cumplimiento de los propios deberes respecto del prójimo y de uno mismo”. Sin embargo, podría definirse también como “reglas que sigue una persona, sin estar escritas o que son respetados aún cuando nadie está viendo”. Porque soy honrado cuando hago lo correcto, incluso cuando nadie está mirando o estoy seguro de que no habrá castigo. El honor es respetar el límite de velocidad, incluso cuando no hay radar o policías. Honor, es no hablar mal de alguien a sus espaldas. Honor es pagar una deuda, incluso si no hay pagaré firmado o cualquier documento legal de cobro.

Cuando miramos la historia, vemos que en el pasado, el honor tenía mucho más valor de lo que tiene hoy. Los guerreros, por ejemplo, podrían dejar de matar a un oponente desarmado por razones de honor. Los negocios también se trataban solo con la palabra. En Brasil, se decía que los negócios eran acordados solo con el “hilo del bigote” (no fio do bigode), es decir, la única garantía del negócio era un hilo extraído del bigote.

Luego, no es lejano de la realidad, pensar que la ley ha reemplazado al honor. Porque la ley nos obliga a cumplirla por la fuerza. Así, el honor se volvió “innecesario” y ya no es enseñado de padres a hijos. Aprendemos a obedecer las leyes para no ser castigados, y no por honor.

La Biblia, sin embargo, nos dice que “Los sabios son dignos de honra”. Y qué gran alegría es para un padre criar hijos que siguen las leyes, no por temor al castigo, sino por honor. Niños que obedecen las leyes, incluso cuando nadie está mirando, simplemente porque es lo correcto. Solo porque su honor lo exige.

¡Y a estos, el Señor los llama SABIOS!

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Oración: Señor, quiero enseñar a mis hijos la obediencia por honor y no por temor al castigo. Ésta es la herencia de los sabios. ¡Amén!

Versículo base: Los sabios son dignos de honra, pero los necios sólo merecen deshonra. (NVI) Provérbios 3:35