Rápidos para juzgar y condenar
Es muy difícil tener buenos pensamientos sobre los demás.
Es interesante observar cómo los pensamientos negativos sobre otras personas surgen casi automáticamente. Somos rápidos para juzgar y condenar a cualquiera sin siquiera tener toda la información. Esto vale tanto con personas cercanas como con extraños.
Nuestra familia y amigos a menudo están “etiquetados” en cada una de sus acciones. Si hacen algo bueno, determinamos que tienen un interés detrás de él. Si hacen algo malo, recordamos rápidamente otros episodios similares para decir que son “exactamente así mismo”. No hay lugar para pensar que no conocemos todos los detalles sobre una situación y no podemos reconocer que juzgamos de manera apresurada.
Con extraños la situación es idéntica o peor. Simplemente lea los comentarios en Internet sobre ciertas noticias, especialmente sobre crímenes o accidentes. Muchos “detectives” e “investigadores”, muy pronto solucionan el caso y tienen todas las respuestas. Ya pueden determinar si fue un accidente o no, si fue intencional o no, de quién fue la culpa. Juzgan y condenan con tan solo leer un titular y tres líneas de noticias (a menudo sin leer la historia completa).
¡Tengamos cuidado! La Biblia dice que con la misma medida que juzgas, serás juzgado. Así que no te apresures a juzgar a alguien.
Oración: Señor, mi deseo es tardar en juzgar y condenar a los demás. Quiero tener la capacidad de ponerme en el lugar de otras personas y no juzgarlas por sus acciones. Amén.
Versículo base: No juzguen a nadie, para que nadie los juzgue a ustedes. Porque tal como juzguen se les juzgará, y con la medida que midan a otros, se les medirá a ustedes. (NVI) Mateo 7: 1-2