¿Quién gana esta carrera?
¿Quién ganaría una carrera entre un leopardo, un caballo, un humano y un lobo? Puede que te sorprenda la respuesta, pero el resultado sería: depende.
Quizás pensaste que el leopardo sería el favorito, ya que es considerado como el animal más rápido en suelo del planeta. Sin embargo, el leopardo ganaría solo en un sprint, como 100 metros, ya que tiene poca resistencia y poca fuerza. En una carrera de larga distancia, y poniendo el clima como factor adicional, tendríamos diferentes opciones para el ganador. A larga distancia con alta temperatura, probablemente el hombre ganaría seguido por el caballo. A baja temperatura, el lobo sería el vencedor, con el caballo en segundo lugar.
¿Qué podemos aprender? Que nuestras habilidades serán más o menos importantes en distintas ocasiones. Por lo tanto, nunca debemos sentirnos más ni menos que los demás. Puedo ser bueno para algunas cosas y terrible para otras. Y ciertamente ocurre lo mismo con los demás. Sin embargo, cuando desprecio a alguien que no tiene las mismas virtudes que yo, no utilizo una referencia adecuada. Tampoco es correcto sentirse devaluado ante las virtudes y cualidades del otro.
Dios nos dio a cada uno de nosotros diferentes talentos y habilidades, que a su vez, son complementarios. Basta que cada uno acepte y respete sus propias virtudes y las del otro.
Oración: Señor, no quiero considerarme superior o inferior a los demás, porque aprendo en tu palabra que todos somos diferentes. Amén.
Versículo: Pero considero que en nada soy inferior a esos superapóstoles. Quizás yo sea un mal orador, pero tengo conocimiento. Esto se lo hemos demostrado a ustedes de una y mil maneras. (NVI) 2 Coríntios 11:5-6
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