¿Por qué es imposible complacer a los demás?

Podemos aprender cosas extraordinarias a través de la vida de Jesús. Podría escribir un año entero solo sobre las cosas que aprendo de la vida de Jesús, y aún habría más por escribir.

Y una de las cosas que aprendo de él es esta: no voy a complacer a todo el mundo. Piensa conmigo: si Jesús, que era perfecto, libre de pecado, lleno de amor, de compasión, de dominio propio, abnegado, puro de corazón, si este Jesús tenía enemigos que querían hasta su muerte, ¿qué puedo lograr yo? que soy pecador, imperfecto, egoísta e insensible?

Entonces aprendo que no puedo satisfacer a todos por una razón muy simple: ellos también tienen fallas. Jesús tenía enemigos, no por sus propios errores, sino por las imperfecciones de los demás. Por lo tanto, por más que pudiera hacer todo perfecto, las imperfecciones de los demás traerían conflictos e insatisfacción.

¿Qué hacer entonces? Siga lo que dice la palabra en Colosenses 3:23: “Hagan lo que hagan, trabajen de buena gana, como para el Señor y no como para nadie en este mundo”. Buscar complacer a los hombres solo traerá desilusión y frustración. Dios, sin embargo, es justo y misericordioso, y estará complacido con todo lo que haga, siempre que se haga de acuerdo con sus enseñanzas.

Oración: Señor, quiero complacerte a ti y no a los hombres, porque ellos tienen tantos defectos como yo. ¡Amén!

Versículo Base: Hagan lo que hagan, trabajen de buena gana, como para el Señor y no como para nadie en este mundo, conscientes de que el Señor los recompensará con la herencia. Ustedes sirven a Cristo el Señor. El que hace el mal pagará por su propia maldad, y en esto no hay favoritismos. (NVI) Colosenses 3:23-25