Pónganse la armadura de Dios para mantenerse firmes contra las trampas del diablo
Ricardo I, también conocido como Ricardo Corazón de León, fue rey de Inglaterra durante 10 años, entre 1189 y 1199. Fue llamado el “corazón de león“, especialmente por su valentía en el campo de batalla. Sin embargo, murió joven, a los 41 años, cuando acudió personalmente a recuperar una tinaja de oro, después de una lucha. Ricardo I estaba desarmado y llevaba sólo un casco y un escudo, cuando fue alcanzado por una flecha en el hombro, disparada por un simple joven, llamado Peter Basil. La herida se infectó y a los pocos días, lo llevó a la muerte.
Ricardo Corazón de León estaba sin su armadura y cayó en una trampa del enemigo. De la misma manera, nosotros también caemos en las trampas de Satanás, porque no estamos cubiertos con la armadura de Dios, que encontramos en Efesios, capítulo 6.
- El cinturón de la verdad (versículo 14): usamos el cinturón de la verdad cuando no hay mentira en nuestras vidas. Sabemos que el diablo es padre de la mentira (Juan 8:44) y si hay mentira en nosotros, somos hijos del diablo y no estamos ceñidos con el cinturón de la verdad.
- La coraza de justicia (versículo 14): la coraza en la armadura, tiene la función de protegernos de los golpes del enemigo, y sobre todo, proteger el corazón. Nosotros, los que somos salvos en Cristo, somos justificados en Él, y el enemigo no tendrá éxito en sus ataques.
- Calzado de la paz que proviene de la Buena Noticia (versículo 15): Cuando nuestros pies están listos para ir y proclamar el evangelio, estamos calzados apropiadamente para enfrentar los desafíos de la vida. Hermosos son los pies de los que anuncian las buenas nuevas (Isaías 52:7).
- El escudo de la fe (versículo 16): el escudo protege contra los dardos del enemigo. Y es nuestra fe la que detendrá los ataques del enemigo, quien constantemente creará situaciones para que caigamos en pecado.
- El casco de la salvación (versículo 17): sólo la certeza de la salvación nos mantiene firmes contra los ataques del diablo. Por lo tanto, usamos el casco de la salvación, para proteger, especialmente nuestra mente, donde Satanás lanzará ataques para hacernos dudar del amor y cuidado de Dios.
- La espada del Espíritu, la palabra de Dios. (versículo 17): algo interesante de la armadura de Dios es que todas las anteriores eran para defensa, pero aquí encontramos la primera y única arma de ataque: la espada de el espíritu, que es la palabra de Dios. Es con ella que peleamos y luchamos. No usamos las armas de este mundo, porque la palabra de Dios es suficiente.
Si has caído demasiadas veces, revisa tu armadura. Si no has resistido a las tentaciones, comprueba si estás debidamente protegido con la armadura de Dios.
Oración: Señor, quiero estar cubierto y protegido con tu armadura todos los días, para enfrentar las luchas de este mundo. Revélame, Señor, los huecos que he dejado, por donde ha atacado el enemigo. Amén.
Versículo base: Pónganse toda la armadura de Dios para poder mantenerse firmes contra todas las estrategias del diablo. Pues no luchamos contra enemigos de carne y hueso, sino contra gobernadores malignos y autoridades del mundo invisible, contra fuerzas poderosas de este mundo tenebroso y contra espíritus malignos de los lugares celestiales. Por lo tanto, pónganse todas las piezas de la armadura de Dios para poder resistir al enemigo en el tiempo del mal. Así, después de la batalla, todavía seguirán de pie, firmes. Defiendan su posición, poniéndose el cinturón de la verdad y la coraza de la justicia de Dios. Pónganse como calzado la paz que proviene de la Buena Noticia a fin de estar completamente preparados. Además de todo eso, levanten el escudo de la fe para detener las flechas encendidas del diablo. Pónganse la salvación como casco y tomen la espada del Espíritu, la cual es la palabra de Dios. (NTV) Efesios 6:11-17