No te cases para ser feliz

No te cases para ser feliz. Si te casaste o tienes la intención de casarte para ser feliz, existe una alta posibilidad de que te sientas decepcionado y tu matrimonio no logre este objetivo.

Es un gran error pensar que alguien más me hará feliz. La gran verdad que muchos no entienden es que la felicidad es un proyecto individual. Necesitas ser feliz contigo mismo para poder unirte a otra persona que también sea feliz consigo misma, para que juntos puedan ser felices. Porque casarme pensando que el otro me hará feliz no funciona. Dos personas infelices juntas no se hacen felices una a la otra. Recuerda: la felicidad es un proyecto individual.

Cuando comprendo que la felicidad es un proyecto individual, puedo entender que no debo depender de las personas que me rodean. En un mundo imperfecto como el que vivimos, las personas tienen fallas. Seguro que no recibirás de ellos lo que esperabas. Ni siquiera de tus padres, cónyuges o hijos, que en teoría son las personas que más te quieren en este mundo. Si no encuentras tu propia felicidad o la condicionas a los demás, te sentirás frustrado.

¿Cómo entonces ser feliz? Como siempre hago, recurro a la palabra de Dios para encontrar una respuesta. Y encontré al salmista trayendo importantes recomendaciones: “El que quiera amar la vida y gozar de días felices, que refrene su lengua de hablar el mal y sus labios de proferir engaños; que se aparte del mal y haga el bien; que busque la paz y la siga”. Y pronto en la secuencia explica por qué estas actitudes pueden traer días felices. Y es que “los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos, atentos a sus oraciones”.

Es solo en Dios que podemos encontrar ayuda en este mundo caído y perverso. No en personas o circunstancias. Ni siquiera en tu pareja. Está en Dios, en el Dios que escucha la oración del justo.

Oración: Señor, quiero vivir mi vida y enfrentar las dificultades de este mundo sabiendo que escuchas el clamor de los justos. ¡Amén!

Versículo base: “El que quiera amar la vida y gozar de días felices, que refrene su lengua de hablar el mal y sus labios de proferir engaños; que se aparte del mal y haga el bien; que busque la paz y la siga. Los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos, atentos a sus oraciones; el rostro del Señor está contra los que hacen el mal, para borrar de la tierra su memoria. Los justos claman, y el Señor los oye; los libra de todas sus angustias.” (NVI) Salmos 34:12-17