“No, hoy no morirá!

Ocurrió el pasado 28 de febrero. En los Estados Unidos, un hombre de 73 años, que se encontraba en el corredor de la muerte, fue llevado a la sala de ejecución, donde sería muerto por medio de una inyección letal, en presencia de su familia. El hombre, que lleva 50 años en prisión, había sido condenado a cadena perpetua por 4 asesinatos en los años 70, y ya en prisión, atacó a un compañero de celda y lo mató. Por este último asesinato fue condenado a muerte.

Pero algo pasó. El equipo médico responsable de la inyección letal no pudo encontrar una vena para administrar el veneno por la vía intravenosa. Tres médicos hicieron un total de ocho intentos, en brazos, piernas, manos y pies, sin éxito. Después de una hora de intentos, la ejecución fue suspendida.

No sé nada sobre la vida de este hombre. No sé qué pasó con él en los 50 años que estuvo en prisión. Pero ante un hecho como este, sólo puedo pensar: los hombres querían muerto a este asesino, pero Dios dijo: “No, hoy no morirá”.

Nuestro Dios es Señor de la vida y de la muerte. Es una ilusión pensar que cualquier ser humano tiene el poder de elegir el día de su propia muerte o de otra persona. Y por más que haya asesinatos y pena de muerte, sigo creyendo que Dios, en su soberanía, es quien permite que alguien viva o muera.

La palabra de Dios nos dice en 1ª Samuel, capítulo 2, verso 6, que “El Señor da tanto la muerte como la vida”. Ninguna persona en este mundo puede aumentar o disminuir ni siquiera en 1 minuto la vida de alguien. Cuando el Señor dice SÍ es SÍ y cuando dice NO es NO.

Alabado sea el Señor que da y toma la vida.

Oración: Señor, te alabo porque sé que la vida te pertenece. Reconozco que no puedo hacer nada para dar o quitar la vida. Sólo tú tienes ese poder. Amén.

Versículo base: El Señor da tanto la muerte como la vida; a unos baja a la tumba y a otros levanta. El Señor hace a algunos pobres y a otros ricos; a unos derriba y a otros levanta. (NTV) 1ª Samuel 2:6-7