No hay juicio justo en este mundo
Wilbert Coffin fue un buscador de oro, que trabajaba en un bosque, en Quebec, Canadá, en 1956. En ese bosque, tres cazadores fueron brutalmente asesinados y Coffin estaba en la lista de sospechosos de haber cometido esos asesinatos. La principal prueba de la acusación contra Coffin fue el hallazgo de algunas de las pertenencias de las personas asesinadas en su furgoneta. Finalmente, Coffin fue juzgado y condenado a muerte. Después de su ejecución, un periodista se interesó por el caso y entendió que Coffin no recibió un juicio justo y fue condenado sin pruebas suficientes. El mismo periodista también concluyó que esto había sucedido para no perjudicar el turismo en la región, que necesitaba condenar a alguien y resolver el caso. Así, y debido al cuestionable juicio de Coffin, Canadá decidió abolir la pena de muerte en 1967.
Hasta el día de hoy, no se sabe si Wilbert Coffin fue o no responsable de esas muertes. Apenas se sabe que su juicio no fue justo.
Recuerdo entonces que, de la misma manera, juzgamos constantemente a las personas, sin tener todos los elementos. Es muy fácil juzgar a los demás, sus palabras o actitudes. Para mí, es increíble cuando alguien ve una noticia de 30 segundos en la televisión y cree que tiene todas las respuestas sobre lo que pasó. Pero así es el juicio del hombre.
Por eso, en este mundo, nunca habrá un juicio justo. Sólo Dios, que es omnisciente, que conoce hasta la intención más oculta de nuestro corazón, es quien puede juzgar con justicia.
Luego, mi papel en este mundo no es ser juez de la vida de nadie. Se requiere mucho cuidado para juzgar a alguién, pues sólo Dios juzga justamente.
Oración: Señor, quiero vivir una vida libre de juicio. No soy nadie para juzgar a mi prójimo. Sólo tú, Señor, eres juez justo y tu juicio es justo. Amén.
Versículo base: Pero el Señor reina para siempre; desde su trono lleva a cabo el juicio. Juzgará al mundo con justicia y gobernará a las naciones con imparcialidad. (NVI) Salmos 9:7-8
Gracias por esta palabra de parte de Dios.Como sobreviente de violencia doméstica me tocó vivir la injusticia del sistema donde el abusador retuvo mis hijos para poder exigir manutencion y me exige dinero que por la paz de mis hijos cedo Cristo es mi justicia y mi defensa al menos estoy viva.Un dia Dios me entregará la restauración.Lo que Dios me dio nadie me lo quita.