No estoy aquí para dar mi opinión

Un grupo de jóvenes sosteniendo globos de conversación

Hace un tiempo me escribió una persona por WhatsApp para hacerme una consulta, por un tema personal. Como su pregunta involucraba pecado, respondí de acuerdo a la palabra de Dios. A la persona en cuestión no le gustó mi respuesta y decidió bloquearme.

De una cosa estoy seguro: no estoy aquí para dar mi opinión. Cuando me preguntan, quiero hablar solo de lo que está escrito en la Biblia, que es la palabra de Dios.

Opinión” es algo muy peligroso. Y es curioso ver con qué facilidad empiezo a tener muchas opiniones, cuando no leo mucho la Biblia, que es la palabra de Dios. Y si por un lado mis opiniones tienen el riesgo de ser erróneas, la Biblia es absoluta, porque en ella solo encuentro la verdad.

Necesito recordar que mi opinión siempre estará contaminada por mi carne, mi entorno y mis experiencias pasadas. Y no necesito (y no debería) tener una opinión sobre asuntos donde la Biblia ya es clara y absoluta.

Recuerdo una vez que le preguntaron al pastor Andrés Corson sobre la homosexualidad. Su respuesta fue brillante:
– “Creo lo que dice la Biblia“.
– “¿Pero qué dice la Biblia?” – volvió a preguntar su interlocutor.
– “Bueno, léelo tú mismo” – respondió de nuevo el pastor Andrés.

Con esta respuesta, además de evitar polémicas en su debate y dejar sin argumentos a la otra parte, el pastor Corson dejó en claro que no debe ni necesita tener opiniones, cuando la Biblia ya es suficientemente clara.

Oración: Señor, no estoy aquí para dar mi opinión. Solo creo en tu palabra. Mi deseo es siempre hablar de tus verdades. ¡Amén!

Versículo base: La suma de tus palabras es la verdad; tus rectos juicios permanecen para siempre. (NVI) Salmos 119:160

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