No amen al mundo ni nada de lo que hay en él

3 imágenes con: una mansión, dinero y un carro importado.

El mini-cuento del escritor español Pere Calders cuenta la peculiar historia:

De las cuatro ruedas del coche, había una que giraba al revés. Pero era la buena, porque intentaba alejarnos de una curva que nos destrozó a todos.

Ser cristiano en este mundo es como ser una rueda que gira en sentido contrario. Es como estar deslocado, fuera de lugar, andar contra la corriente. Sí, porque ser cristiano es hacer cosas absurdas como amar a los enemigos (Mt 5:44), poner la otra mejilla (Mt 5:39), obedecer a las autoridades (Rm 13:1), no mentir (Ex 20:16) o robar (Ex 20:15) e incluso volverse loco para ser sabio (1 Co 3:18).

Por lo tanto, la única manera de ser un verdadero cristiano es no amar las cosas del mundo y preferir las cosas del cielo. Porque el que ama al mundo no puede tener el amor del padre en él, ya que son contradictorios. Son ruedas que giran en direcciones opuestas.

Lea también: Lo insensato de este mundo

Oración: Señor, decido no amar este mundo y las cosas que hay en él. Elijo tener tu amor en mí. ¡Amén!

Versículo base: No amen al mundo ni nada de lo que hay en él. Si alguien ama al mundo, no tiene el amor del Padre. Porque nada de lo que hay en el mundo –los malos deseos del cuerpo, la codicia de los ojos y la arrogancia de la vida– proviene del Padre sino del mundo. El mundo se acaba con sus malos deseos, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre. (NVI) 1 Juan 2:15-17


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