Nariz de oro
El Imperio Bizantino fue la continuación del Imperio Romano en la Antigüedad tardía y la Edad Media. De hecho, el imperio bizantino solo fue nombrado así, después de su final, por los historiadores. Los bizantinos, sin embargo, tenían la costumbre particular de no matar a sus rivales. En cambio, ellos eran mutilados. Los emperadores depuestos o aquellos cuyo emperador consideraba un posible “usurpador” del trono, eran mutilados, cegados o castrados. Esto se hacía porque en esa cultura, las personas desfiguradas eran tradicionalmente “inadecuadas” para el gobierno imperial. Por lo tanto, era suficiente con mutilar para tener un rival menos en la lucha por el poder.
Sin embargo, en el año 705, el emperador Justiniano II, a quien le cortaran la nariz luego de ser depuesto en 695, regresó del exilio y reclamó su trono luciendo una nariz de oro artificial. Y lo recuperó.
Particularmente me gusta esta historia, porque me enseña que no debo conformarme con mi situación, y que sí, es posible ser recursivo para avanzar y lograr mis objetivos. Aunque sea necesario un implante de nariz dorado.
Si miro la Biblia, también veo que mis debilidades jamás son un problema para Dios: “Por eso me regocijo en debilidades, insultos, privaciones, persecuciones y dificultades que sufro por Cristo; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte”, 2 Corintios 12: 10. Moisés no sabía hablar, pero fue el interlocutor para la liberación de su pueblo en Egipto. Abraham era viejo, pero fue padre de una gran nación. José era un esclavo, pero fue gobernador de Egipto. Hay muchos casos en la Biblia, donde las debilidades o circunstancias no fueron un impedimento para que Dios cumpliera su propósito aquí en la tierra.
Sepa entonces que para Dios, su debilidad o falta de aptitud o su “espina clavada en el cuerpo” nunca será un impedimento para avanzar y crecer. Así que no te rindas. Anímate y alcanza tu objetivo.
Oración: Señor, quiero avanzar hacia tu propósito, a pesar de todas mis limitaciones, que son muchas. Amén!
Versículo base: “Para evitar que me volviera presumido por estas sublimes revelaciones, una espina me fue clavada en el cuerpo, es decir, un mensajero de Satanás, para que me atormentara. Tres veces le rogué al Señor que me la quitara; pero él me dijo: “Te basta con mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad.” Por lo tanto, gustosamente haré más bien alarde de mis debilidades, para que permanezca sobre mí el poder de Cristo. Por eso me regocijo en debilidades, insultos, privaciones, persecuciones y dificultades que sufro por Cristo; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.” (NVI) 2 Coríntios 12:7-10