Mundo de mentiras
Imagina tener un gemelo y no saberlo.
Ocurrió en los años 60, en Estados Unidos. Una agencia de adopción decidió participar en un controvertido (y luego considerado crimen) proyecto para estudiar el comportamiento humano. El propósito era separar a gemelos idénticos en diferentes hogares de acogida, para comprender cuánto del comportamiento humano es genético y cuánto puede verse influenciado por el entorno en el que vivimos. Al menos 6 pares de gemelos e incluso trillizos fueron separados y adoptados por diferentes familias, pidiendo a los padres que mantuvieran en secreto la existencia de los hermanos. Así, los jóvenes crecieron sin saber que tenían gemelos. El caso salió a la luz cuando algunos de estos hermanos gemelos se conocieron por casualidad, a través de amigos en común, ya que la mayoría habían sido adoptados en Nueva York.
Algo importante de esta vida terrenal: la gente mentirá. No solo una vez, ni dos veces. En muchas ocasiones viviremos con mentiras que nos dicen a nosotros o sobre nosotros.
¿Y qué debemos hacer en un mundo de mentiras? Respuesta: escoger la verdad. No puedo evitar que alguien me diga mentiras. Pero siempre puedo elegir decir la verdad. Mi libre albedrío me permite decidir no ser parte de este mundo de mentiras y actuar siempre con la verdad. Eso es lo que nos trae el texto base de hoy: “Por lo tanto, dejando la mentira, hable cada uno a su prójimo con la verdad”.
En un mundo de mentiras, elijo la verdad.
Oración: Señor, en un mundo de mentiras, elijo la verdad. Decido no ser un mentiroso más y usaré siempre la verdad con mi prójimo. ¡Amén!
Versículo base: Por lo tanto, dejando la mentira, hable cada uno a su prójimo con la verdad, porque todos somos miembros de un mismo cuerpo.. (NVI) Efesios 4:25