Los pequeños cambios traen grandes resultados
Devocional escrito por Daniela Henrique, una compañera de trabajo y sierva de Dios que, como yo, proclama las verdades de Dios a través de devocionales escritas.
“Extendió Moisés su mano sobre el mar; y el SEÑOR, por medio de un fuerte viento solano que sopló toda la noche, hizo que el mar retrocediera; y cambió el mar en tierra seca, y fueron divididas las aguas.”
Êxodo 14:21 (NVI)
Moisés estaba guiando a los israelitas fuera de Egipto y hacia la Tierra Prometida cuando llegó al Mar Rojo, con el ejército del Faraón detrás de ellos, persiguiéndolos. Pensaron que estaban atrapados entre las aguas y el enemigo, pero Moisés extendió su mano y el mar se abrió, dejando un paso seguro para su pueblo.
Algo que debemos entender es que el Mar Rojo no se abrió hasta que Moisés extendió su mano.
Dios quiere que respondamos. Al igual que Moisés, si doy un paso adelante, Dios responde poniéndome diez pasos adelante. Si hago algo para demostrar mi voluntad de hacer un cambio, Dios se me aparece.
Hay una diferencia entre querer y estar dispuesto a cambiar, la voluntad estimula la acción.
Se necesita acción para ver resultados, y si queremos un cambio en nuestras vidas, debemos estar dispuestos a hacer ese cambio. La intención no produce resultados, es la búsqueda y la persistencia las que lo hacen.
Una definición de locura es hacer lo mismo una y otra vez y esperar un resultado diferente. Si quieres algo diferente, tienes que hacer algo diferente.
Todo lo que tenemos que hacer es dar pequeños pasos.
Los pequeños cambios traen grandes resultados cuando se hacen de manera consistente. Tal vez solo sea eliminar el azúcar extra en su café todas las mañanas. Tal vez solo sea hacer algo de ejercicio y luego ser constante y persistente con ese pequeño cambio cada semana. De repente es despertarse más temprano y buscar a Dios con calidad y sin distraerse con el ruido del mundo.
Los israelitas probablemente pensaron que sería imposible cruzar el Mar Rojo. Pero Moisés sabía que tenía que hacer una pequeña acción, y con eso Dios dividió un mar entero. Cuando estamos dispuestos a dar pequeños pasos constantemente para cambiar nuestras vidas, Dios abre un camino para nosotros, ayudándonos a hacer lo “imposible”.
Con el amor de Jesús,
Daniela Henrique