Los peligros de una obsesión
Keith Sapsford fue un joven australiano, que a sus 14 años tenía una obsesión: viajar por el mundo. La obsesión era tan grande que sus padres lo intentaron todo: viajaron con él por todo el mundo, tratamiento psicológico y hasta el ingreso en un centro de apoyo para jóvenes. El 21 de febrero de 1970, el joven huyó del centro de apoyo y se dirigió al aeropuerto de Sydney. Después de 3 días, logró esconderse en el tren de aterrizaje de un avión que tenía ruta Australia-Japón. Sin embargo, Keith Sapsford no sabía que el compartimiento donde se escondía se abriria automaticamente segundos después del despegue y cayó a más de 60 metros de altura y murió. El caso se hizo famoso en todo el mundo, sobre todo porque una persona que tomaba fotos del despegue del avión, registró el momento exacto de la caída del joven australiano.
La obsesión es una condición mental que lleva al ser humano a tener pensamientos continuos sobre un tema determinado. Son ideas fijas y permanentes, que pueden llevar a una persona a hacer cosas impensables como le pasó al joven Sapsford.
La Biblia habla de la importancia de renovar nuestra mente: “transfórmense mediante la renovación de su mente” (Romanos 12:2). Finalmente, debemos ocupar nuestras mentes con “Todo lo que es verdadero, todo lo digno, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo honorable, si hay alguna virtud o algo que merece elogio, en esto mediten”. (Filipenses 4:8). Cuidar de la mente y de nuestros pensamientos es tan o más importante que cuidar y alimentar nuestro cuerpo. Y una obsesión nace de una mente que no ha sido alimentada adecuadamente.
¿Cómo has estado alimentando tu mente? ¿Y cómo alimentas la de tus hijos?
Oración: Señor, quiero alimentar mi mente adecuadamente y también ayudar a mis hijos a hacer lo mismo. Amén.
Versículo Base: “Y no se adapten a este mundo, sino transfórmense mediante la renovación de su mente, para que verifiquen cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno y aceptable y perfecto”. (NBA2005) Romanos 12:2