Los ojos del rey

Se dice que había un rey, que era analfabeto, pero era el más sabio de todos los reyes. Ningún otro rey era tan sabio como él. Y su sabiduría era grande, a causa de un secreto: la lectura de muchos libros. Pero, ¿cómo podía ese rey leer tantos libros si era analfabeto? El rey contaba con un selecto grupo de lectores, a los que llamaba “los ojos del rey“. Los lectores llamados “los ojos del rey”, eran los encargados de leer los libros, y llevar al rey los conocimientos adquiridos en cada libro. El rey exigía, sin embargo, que solo se le transmitiera el conocimiento más profundo del libro, resumido en pocas palabras. Así, cada día, se nutría de conocimientos y sabiduría en las más distintas áreas, en cada breve resumen, de los mayores conocimientos adquiridos en los libros.

Un día, fue pedido a uno de los miembros del grupo “Ojos del Rey” que leyera la Biblia. Después de leer toda la Biblia, ese hombre se paró ante el rey y resumió la Biblia así:

– “Su Majestad, este libro dice que el rey fue creado por Dios, pero por su pecado, se apartó de Él y merece la muerte. Pero un hombre justo y santo llamado Jesús murió en su lugar. Este Jesús, sin embargo, después de 3 días, resucitó venciendo a la muerte. Y si majestad lo acepta como Señor y Salvador, tendrá vida eterna.”

Este informe inquietó al rey. ¿Podría ser verdad? En algún momento dudó de los “ojos del rey” y pensó: “Necesito ver esto con mis propios ojos”. Y decidió que era hora de aprender a leer. Durante 1 año completo, estudió para aprender a leer y así poder leer la Biblia con sus propios ojos.

Tan pronto como aprendió a leer, ese rey comenzó a leer la Biblia todos los días. Hasta que un día llega al encuentro de Tomás con Jesús, donde el maestro le dice: “Tú crees porque me has visto; benditos son los que creen sin verme“. Y se dio cuenta, no necesitaba verlo para creer. Y que en efecto, desde el primer día que los “ojos del rey” trajeron el resumen de la Biblia, en su corazón, ya había creído en Dios.

Ese rey se arrepintió de sus pecados, entregó su vida a Cristo y con la lectura diaria de la palabra de Dios, llegó a ser hasta 100 veces más sabio de lo que ya era.

Mi amado hermano y hermana, que tengamos la fe que no necesita ver para creer. Y que la palabra de Dios sea nuestra fuente de sabiduría diaria.

Los ojos del rey – Devocional Diario

Oración: Señor, quiero la sabiduría que viene del cielo y que encuentro en tu palabra. Quiero creer en ti, aunque no pueda verte. Amén.

Versículo base: —¡Mi Señor y mi Dios! —exclamó Tomás. Entonces Jesús le dijo: —Tú crees porque me has visto; benditos son los que creen sin verme. (NTV) Juan 20:28-29

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