Las palabras son sólo palabras, si no hay un arrepentimiento genuino
Sucedió el 18 de noviembre de 2009, en un partido entre Francia e Irlanda, que valía un cupo para el Mundial de Sudáfrica 2010. Francia había ganado el primer partido por 1 a 0 y sólo necesitaba un empate para garantizar su lugar en la Copa del Mundo. Pero fueron los irlandeses quienes se adelantaron en el marcador, al minuto 32 del primer tiempo. Los 90 minutos terminaron con la victoria de los irlandeses por el placar mínimo y el partido se fue a la prórroga.
Durante el tiempo extra, tuvo lugar el incidente que quedaría conocido como la “Mano de la Galia” o “La mano de Henry“. En el minuto 14 de la prórroga, un “rebate” dentro del área irlandesa, acabó con el balón dirigido hacia el delantero francés, Thierry Henry, que utilizó su mano izquierda para controlar el balón y así realizar un certero centro para el gol de cabeza de su compañero, el defensa Gallas. Aún con las protestas de los jugadores irlandeses, el árbitro, Martin Hansson, validó el gol y con ello Francia se clasificó para el Mundial y los irlandeses quedaron eliminados.
El polémico gol fue objeto de debate en todo el mundo y generó las más diversas reacciones y declaraciones. El árbitro del partido, Martin Hansson, incluso pensó en abandonar el arbitraje. El delantero francés, responsable de la infracción, minimizó inicialmente lo ocurrido: “Obviamente, hubiera preferido que las cosas sucedieran de otra manera, pero no soy el árbitro. No creo que hayamos robado la clasificación”. Más adelante, reconoció la injusticia: “Me siento avergonzado por la forma en que ganamos y estoy muy triste por los irlandeses, que definitivamente merecían estar en Sudáfrica. Sin embargo, en el mismo comunicado, volvió a justificar su actitud: “pero mi reacción (controlar el balón con la mano) fue simplemente instintiva”.
Este episodio generó un gran debate sobre el “juego limpio” en el fútbol y aceleró el uso de la tecnología de vídeo para revisar jugadas controvertidas.
Es muy interesante observar las afirmaciones y frases que se utilizan para justificar actitudes y comportamientos: “pero no soy árbitro”, “preferiría que las cosas hubieran sido diferentes”, “estoy muy triste” o “mi reacción fue simplemente instintiva”.
Las palabras son sólo palabras si no hay un arrepentimiento genuino. Y el verdadero arrepentimiento nos lleva a tener una actitud diferente.
Thierry Henry pudo haber impactado al mundo entero si le hubiera dicho al árbitro: “Sí, controlé el balón con la mano”. Y seguramente sería duramente criticado, especialmente por los franceses. En un mundo donde tomar ventaja es más importante que la honestidad, un gesto como este, muy probablemente, no sería elogiado unánimemente.
Thierry Henry con la “Mano de la Galia” acumuló “tesoros en la tierra”. Clasificó a su equipo para otro Mundial. Pero perdió la oportunidad de “hacer tesoros en el cielo”, reconociendo su error e impactando al mundo entero.
Finalmente, vale recordar que en el Mundial de 2010, Francia solo ganaría 1 punto y anotaría apenas 1 gol, quedando último en el Grupo A, y eliminado en la primera fase.
Mi deseo es tener arrepentimiento genuino en mi vida. Sin justificaciones. Simplemente, verdadero arrepentimiento.
Oración: Señor, quiero tener arrepentimiento genuino en mi vida. No quiero justificar mis actitudes y comportamientos, sino reconocer que soy pecador, para así, ser transformado por ti. Amén.
Versículo base: “No almacenes tesoros aquí en la tierra, donde las polillas se los comen y el óxido los destruye, y donde los ladrones entran y roban. Almacena tus tesoros en el cielo, donde las polillas y el óxido no pueden destruir, y los ladrones no entran a robar.” (NTV) Mateo 6:19-20