Ladrones ocasionales
No robarás es uno de los 10 mandamientos registrados en Éxodo en el capítulo 20. Los 10 mandamientos fueron escritos en tablas de piedra para que no pudieran borrarse. Sin embargo, cada vez que se nos viene a la mente este mandamiento en particular, inmediatamente pensamos en el dinero. Pero no solo se puede robar dinero. De hecho, todos robamos eventualmente. Somos ladrones ocasionales.
Un ladrón ocasional es aquel que roba tiempo. Le robamos tiempo a nuestros hijos cuando no les damos la atención que necesitan. Le robamos tiempo a nuestra familia cuando usamos mal nuestro tiempo al dar prioridad a asuntos que deberían ser secundarios. Finalmente, robamos el tiempo cuando llegamos tarde a una cita y dejamos a alguien esperando.
Un ladrón ocasional también es uno que roba la paz. Cada vez que le quitamos la paz a alguien, estamos robando. Podemos robar la paz de nuestro cónyuge con peleas innecesarios, o robar la paz de un trabajador a través de quejas injustas o exageradas. También podemos robar la paz de un vecino con música muy alta o incluso la distancia a través de ataques en las redes sociales.
Es por eso que la Biblia nos dice que debemos cuidar nuestra forma de vida. En cada detalle, en cada momento. Porque los días son malos.
Oración: Señor, ya no quiero robar el tiempo de mis hijos, mi familia, mis amigos. Tampoco quiero ser un ladrón de paz. Quiero vivir tan sabio y no como un tonto. Amén.
Versículo base: “Así que tengan cuidado de su manera de vivir. No vivan como necios sino como sabios, aprovechando al máximo cada momento oportuno, porque los días son malos.” (NVI) Efesios 5: 15-16